lunes, 28 de marzo de 2011

Nerón, periodista necrófago. Parte I



A mi no me gustaba mucho mi vida, eso era algo que me gustaba gritar a los cuatro vientos. Cuando decidí escribir esta historia, no sabía hasta que punto llegaría a odiar a la raza humana, cómo podía llegar el día en que mi único anhelo sería promulgar una verdad tan tosca, tan dura y clara que hiciera estallar en mil pedazos la putrefacta sombra de divinidad que Madrid Interior había conseguido adquirir de manera tan egoísta.
Sobra decir que soy un fracasado, siempre lo he sido, en todo lo que me impliqué. No hay excepciones.
Imbécil me definiría muy bien, confiado, carente de cualquier asomo de brillantez o egocéntrico también podrían salir junto a mi foto en cualquier ficha estatal, pero sin duda la definición más concreta y acertada se resume en dos palabras: periodista fracasado.
Mi nombre es Nerón Bastida García, un nombre poco adecuado elegido por una madre enamorada de Peter Ustinov en Quo Vadis, un personaje dramático, me decía, un ser débil con un gran poder, un hombre sensible destruido a base de halagos y traiciones.
Yo no me parezco a Ustinov, físicamente me refiero, como persona no lo conocí, así que no puedo decirlo. Tiendo a desviarme del objetivo a la hora de explicar algo, y eso en una profesión como la periodística es una gran desventaja. Quizá fuera por ese defecto o por cualquier otro pero comencé con una beca en uno de los periódicos con más tirada de la ciudad, y terminé entrevistando a famosillos y crápulas en las fiestas de los niveles altos.
¿Cómo llegué a conocer los hechos? casualidad, una tras otra.
Dije que era egocéntrico, así que lo mejor será empezar por hablar de mí, la mayor parte de estas memorias se remontan a menos de un año...

No hay comentarios:

Publicar un comentario