domingo, 14 de agosto de 2022

Cuando el prejuicio se folla a la ignorancia

nacen engendros como tú. 


Si, si....


Si.


Si....


Como tú. 

Como tú, que eres limpio y perfecto, 

que vives como el obispo manda, 

que tiras la primera piedra,

juez y jurado,

dedo índice de alguna deidad

corporativa.


Como tú, que no eres racista, 

que no eres homófobo,

que no eres machista,

pero....


Como tú, que repartes ayudas

siempre que te ayuden a tí primero, 

como tú, que fantaseas con emociones

y prohíbes por decreto los sueños.


Como tú, que te escudas 

en falsas banderas, 

que ensalzas una igualdad maliciosa,

retorcida y lastimera.


Como tú, que vierte bilis

sobre el éxito y el talento.


Como tú, que se limpia el culo 

con mi presunción de inocencia.


Como tú, que se ofende 

por una sonrisa, 

que llamas violador 

al que mea de firma distinta. 


Como tú, que prostituyes la historia, 

altavoz de la superioridad geográfica,

dictador de seres okupados,

guionista de la crispación.


Como tú, que escupes odio a tu vecino

y después denuncias

sus molestos alaridos.


Como tú, que presumes de moral

como base inmaterial 

de todo argumento. 


Como tú, pedazo de mierda,

adalid de las causas inexistentes,

guardián de tus propios intereses,

señalador de mentes divergentes,

sodomizador del sentido común,

asesino del humor.

 Compongo imágenes

con recuerdos en avanzado estado

de descomposición.


Trazo efímeras columnas

capaces de sustentar un altar

donde sacrificar mis defectos

a tu belleza...


...dispongo tu genealogía

cercana a héroes y heroínas,

dibujo soles y estrellas de neón,

planetas de núcleo diamantino

qué rotan en torno 

a cadáveres de dioses primigenios...


...invento mares de metal,

archipiélagos con forma de runa,

vientos sulfatados que infectan

estados corrosivos de ánimo,

débiles y suplicantes quejidos

cautivos de la luz de tu mirada. 


Recreo escenas enfermizas,

ensoñaciones microscópicas

atrapadas en la suavidad 

de tu piel...


...lejana 

y desnuda.



Soy un dios, soy un arquitecto,

soy compositor, poeta, escritor...



...soy un miserable fantasma

qué no sabe cómo

quitarte las bragas.

 Las noches son muros infranqueables,

Oscuras sombras los sostienen,

Rezo una plegaria\hechizo,me someto 

Al cautiverio dulce, al estado latente,

Zombie en Imsonia, intocable de Oniria

Entierro las batallas en el subconsciente

Preparo el abono/veneno de pesadillas

Ahogo la lógica en los planos de existencia,

Mientras absorbo el vacío de las perlas/paraísos.

domingo, 24 de julio de 2022

 Diversos ciclos y extrañas aventuras

cercanas y cercadas entre murallas de asfalto,

constituyen un equilibrio extraño,

como pájaros de cabezas cercenadas

alumbrando los espacios muertos.


Intramuros el universo es bidimensional,

me mezo y me mezclo, me escondo.

Hoja caduca que tiñe de marrón

el frío gris de las aceras,

que baila si el viento sopla,

que compone hermosos tapices

cuando los colores del otoño acompañan.


Extramuros la cordialidad,

la sonrisa social y el comentario justo,

las buenas intenciones y cimientos

de papel.


Extramuros,

más allá de los anillos de asfalto,

en el límite justo de la tercera dimensión

me hago añicos,

ni las ofrendas ni lo aullidos

abren la puerta de Aramu Muru,

me pierdo en los silencios que envuelven

los conjuntos bioquímicos.


Intramuros coraza y armadura

bidireccional de baja frecuencia,

rata autista que se asoma a la ventana,

y sueña...

...sin cobertura.


Diversos ciclos y diversas aventuras,

bizarrismo bizarro y

puntos de vista,

mientras busco el origen

del error imperecedero,

del cable que nunca conecta.

 Estamos muertos,

se escucha la letanía en los susurros,

pon atención, observa

los detalles...


Un valiente imitador de dios

muestra el cuchillo entre sus dientes.

Las bestias se recogen asustadas,

buscan la zanahoria en el establo

mientras del cielo, caen los escupitajos

que antes lanzaron

de manera condescendiente.


De la hoguera se salvan los equidistantes,

apenas se asoman para olisquear

el aroma a carne quemada,

son los virtuosos,

aquellos que borran nombres al azar,

aquellos que engrasan las bisagras

de las puertas que comunican

la realidad y el deseo.


Si ves que un día cualquiera

una frase manida

equivale al todo,

si una sencilla fórmula,

repetida, cortada y pegada

adquiere el poder de conjurar

la hipocresía,

corre, corre y no busques compañeros

que sostengan tus ideas

frente al absolutismo,

penetra por el ojo de la aguja

enjabonado con las babas del creador,

relaja el esfínter y siente el pellizco

estimulante de la impertinencia.


Estamos muertos,

algunos empiezan a sospecharlo.

1984

 El viento cálido en la frente,

cabalgo a lomos de un caballo

de humo,

las sombras dibujan mandalas

por los que se pierden,

en descenso circular,

las angustias fantásticas,

los refugios de plástico,

los himnos:

When the rain begins to fall,

Selfcontrol,

Tonight Is What It Means to Be Young.


El pasado es un edificio en ruinas

al que anhelo regresar

para observar, desde sus balcones,

el desfile de las chicas de neón,

y sentir cómo los sintetizadores

levantan muros insomnes

a través de las ranuras del VHS.


Cierro los ojos y mi piel se adapta,

cierro los ojos

y recuerdo con nostalgia

la forma de odiar

mi envidia de pene.


Se solidifica sobre el horizonte

la ciudad masificada,

abro las compuertas,

y se desbocan los cauces,

soy la pantera que lame la sangre

de tus botas.


Salto por la ventanilla del coche

me mezclo con los colores,

los sonidos, los sabores,

retuerzo realidades y admiro

las posibilidades

de una soledad superpoblada,

fantaseo con pasadizos bajo tierra,

con estaciones abandonadas,

con la humedad de la lluvia sucia

y el tacto de la arena caliente.


El tiempo es un puto cobarde

que apuñala por la espalda,

apenas ayer era un esbozo de mañana

y hoy, se asfixia

bajo el negro manto de una noche,

de la que nunca quise escapar.

 Cuando la tarde se oscurece

y el mirlo blanco recoge en su vuelo

los pesados minutos de incertidumbre,

Drama Queen apaga la televisión.

Han germinado,

en su cerebro en barbecho,

la ideología de la mansedumbre,

las fuertes creencias de la ignorancia,

el amor por las alfombras rojas

y los filtros de Instagram.


Míster Señoro viene cansado de la oficina,

las cinco últimas cervezas,

tras horas de papeleo inútil,

repiquetéan en su garganta,

chispitas que brotan con fuerza

en sonoro eructo que anuncia

el retorno del guerrero,

la vuelta al hogar...


Pero no es un día cualquiera,

no es un día más,

ha estallado una guerra mundial,

el virus chino ha mutado y es terminal,

el Sáhara se ha derramado por las calles,

llueve sangre con batracios coagulados,

y juega el Madrid...


...¡Ah! y una famosa con bocio

habla mal de su hermana

en Tele-vertedero.


Se presenta una velada interesante.


Drama Queen se queja constantemente,

ha visto por televisión

que las enfermedades mentales

están de moda

y quiere una.

Míster Señoro le reprende,

recuerda cuando el bullying

era el tema principal,

y Drama inventaba palizas y vejaciones,

mas Drama Queen no cede,

y se nota la bipolaridad

en el lateral de la amígdala:


- Tú no me crees por lo que te hicieron los curas.

Le suelta entre sollozos a su marido.


Míster Señoro,

que no ha visto un cura en su vida,

le pega un tiento al pacharán

mientras sopesa la idea

de lanzarle la copa a la cabeza.


Drama Queen abraza a su chihuahua,

un pequeño hijo de puta

llamado Bolita de Mamá,

que muestra los dientes a Míster Señoro,

adivinando sus intenciones.


Mientras tanto,

en las peligrosas calles de la capital,

jóvenes inadaptados,

desagradecidos hijos de inmigrantes centroamericanos, africanos y reptilianos

confabulan con la izquierda radical

para destruir el estado del bienestar,

es el nacimiento del

Imperio Afrolatino.


Un peligro del cual

nuestros adorables protagonistas

aún no han oído hablar

por televisión...


... Continuará...

 Las noches son muros infranqueables,

oscuras sombras los sostienen,

rezo una plegaria\hechizo,me someto

al cautiverio dulce, al estado latente.

Zombie en Oniria, intocable de Imsomnia

entierro las batallas en el subconsciente,

preparo el abono/veneno de pesadillas,

ahogo la lógica en los planos de existencia

mientras absorbo el vacío de las perlas/paraísos.

 Un trazo firme delimita

la burbuja

que enmarca el yo,

desgarrándolo del mí...


... anoche volví a soñar

con goteras.


Un trazo aéreo,

deformado por bolsas de aire

y diez signos gigantes

de interrogación

penetran en mi espalda

como espadas de humo.


Así percibo el mundo

segundos antes del ocaso.


Añade altas torres de cristal,

mezcla el tráfico denso de octubre

con el olor del asfalto

mojado...


... la ecuación está lista

para ser resuelta...


... spoiler,

la X no vale una mierda.


La tarde rebota en las aceras

con la languidez

de un centípodo parapléjico

cuando aprendo la sagrada

técnica de la metamorfosis inversa,

y ahora que soy oruga

camino en procesión

de la nada

a ningún lado,

con la esperanza oculta

de pisar,

de vez en cuando,

algún que otro charco,

con la esperanza de encontrar

colores en el gris

de las amapolas.

 Ya no canta baladas tristes

la morsa aguardentosa,

debió ahogarse en las corrientes

doradas.

Dejó tras sus notas el silencio,

y un aroma de pérdida

intangible.

Echaré de menos su melodía,

como se echa de menos

el zumbido de las moscas

en agosto,

tal vez vierta alguna lágrima,

pequeña y plateada,

como una perla raquítica

que busca desvanecerse

en la arena mojada.


Siento dulce la nostalgia,

sobre los recuerdos

dibujo estrellas

con tinta de neón,

son mariposas laringólogas

que buscan con un sutil aleteo

la mezcla perfecta de humores

aéreos,

casi un pellizco de nervios

que se expande en ondas

asimétricas por los valles

perdidos del estómago.


Y me aferro a los paisajes rugosos,

oxidados,

a las palabras en morse,

a las heridas infantes

que cicatrizan y se abren

en un bucle enfermizo.


Ya no canta la morsa aguardentosa,

sus crías bucean desprotegidas

bajo las peligrosas aguas del olvido.


El oleaje se las llevará,

como se llevó el recuerdo de su voz,

como desdibujó los rasgos de su rostro...


...con esa fría crueldad

funciona la realidad

en los márgenes

del surrealismo.

 Voy a escribir como vivo,

llenando de gerundios la amapola

del anochecer con

versos hiperadjetivados,

y

terminar la conjunción ante

la duda esplendorosa y solemne.


Cayendo en el abandono

forjando la idea de crear

ripios ilegítimos y vergonzantes

que harían parir a un elefante

si llegando el caso fuera posible,

pero,

sujetando el bolígrafo con

manos de plumas multicolores

avivando de mis fueros los rencores

sin dejar ni rastro de licores

ni ardores ni remedios

entreteniendo el medio que

nos rodea alargo las frases

hasta el tedio.


Tedio doloroso, azul y brumoso

como casa de escroto en escritos

estacionarios y serenos,

mas entre la niebla de mis versos

salidos del profundo abismo

que horada el alma fúnebre

del que fuera infeliz por defecto

hijoputa malparido

de los lúmenes taciturnos.


Y de esta manera mal versando,

malversando las calumnias y

en los errores errando

me despido, clásico,

que el errar me cuesta un rato para

no seguir intentándolo.

 No entré en aquella cantina por casualidad...


Hace tiempo que estuve en la Ciudad Antigua

y conocí al Señor Mugre,

entonces me pareció un hombre raro,

demasiado nervioso,

pero nunca me gustó juzgar a la ligera.


El Señor Mugre tenía varios aspectos

de personalidad que coincidían

con mi completa falta de carisma.


Valiéndose de su perspicacia

me abordó, y le dejé hacer,

pensé que era un cretino más

en busca de un incauto

que le pagara las copas.


Pronto me dejó claro su gusto por las drogas,

por el alcohol, por las mujeres, por los hombres,

por todo aquello dotado de un cálido agujero

por el que asomarse,

fuera este de entrada o de salida.


Llegaba a ser demasiado explícito.


Me llevó a conocer la cara oculta

de la Ciudad Antigua,

buceamos en los arrabales perdidos

tras los rascacielos vidriosos del uptown,

buscamos pelea con los estibadores parapléjicos

del muelle,

nos metimos pollos por decenas,

asaltamos alguna casa de apuestas

y alternamos con las entidades

de un burdel interdimensional...


... hasta que nos entró hambre.


Camino del restaurante discutimos de política,

mientras que el Señor Mugre era un radical

Stalinista Social Demócrata Cristiano,

y se masturbaba frecuentemente

con porno norcoreano,

yo siempre fui de no votar:


- Prefiero que aquellos

que me van a roban

sean elegidos por otros,

me hace sentir menos capullo.


Al Señor Mugre no le convenció

mi argumentación sin fisuras,

me llamó fascista de baja intensidad.


Bien entrada la noche el Señor Mugre

cogió prestado un auto,

quiso sorprenderme,

tal vez escandalizarme,

y tuvo la osadía de invitarme

a una lectura clandestina de poemas.


-¿Poemas subversivos?- Dije en voz alta.


- No, estimado gañán, poemas de verdad.


Durante el camino no hacía otra cosa que preguntar:


-¿ Qué es un poema de verdad?


Pero el Señor Mugre me miraba en silencio

y subía el volumen del reproductor del coche.


-En serio, insistía, ¿Qué es un poema de verdad?


La música reventando los altavoces

era la única respuesta, un estribillo

cantado con desidia y chulería

se sostenía por una base dembow :


"Te quiero asotá con mi morcón,

que batas los huevos hasta que monte,

cremeal tu espalda, chingal como perrito

a cuatro patas ailoviu mi amolsito"


Estaba a punto de sangrar por los oídos

cuando detuvo el vehículo,

frente a nosotros se extendía un vertedero,

gaviotas alcohólicas planeaban con dificultad

trazando círculos disléxicos en la oscuridad

de la noche,

las ratas buscaban lugares exóticos

entre los huecos de la chatarra,

copulaban mientras se hacían selfies

para sus cuentas de Instagram.


-Ven, ven, pasa, me decía el Señor Mugre,

pasa y olfatea los gases, deja que el hedor

penetre en la garganta,

siente la náusea, el asco...


No entendía nada,

el sudor creaba cauces desbocados en mi espalda

la gota fría, el viento febril,

comencé a marearme...


El Señor Mugre miraba y reía,

aplaudía y giraba a mi alrededor:


- Vamos poetucho, escribe, escribe...


Y reía,

bailaba y reía,

reía y bailaba...

mientras yo,

postrado de rodillas,

a duras penas

podía contener las arcadas.


El aire se transformó en palabras densas y artificiosas,

el asfalto se tiñó de bilis,

las gaviotas trazaron elipses luminosas,

dibujaban cintas de Moebius que escupían

verdades de un azul oscuro,

casi negro...



















Desperté días más tarde frente al mar,

en las cálidas costas de Maracaibo,

distinto país, distinto continente,

había perdido todo el efectivo,

parte de la ropa y el sentido del humor.


Pasaron meses desde aquella aventura

cuando volví a ver al Señor Mugre,

estaba en una librería de Tirso de Molina,

lo encontré más ajado, triste, gris.

Pedía limosna junto a la entrada,

pensé que no me reconocería,

pero se puso en pie,

me señaló

y gritó mi nombre mientras lanzaba

poemas de Bukowski y de Billy McGregor

al cielo de Madrid.


Entonces lo entendí todo,

lo entendí de verdad:


No entré a aquella cantina por casualidad.

 Todos duermen en la torres, los zumbidos aéreos disminuyeron,

la noche es fría, siempre es fría, hace años...


Al cielo se alzan las montañas de chatarra,

son pirámides disléxicas

que elevan lanzas afiladas hacia las estrellas,

en su interior el útero protector es la caja

de un furgón oxidado,

y envuelto en mantas viejas

sorbo los fideos con sabor a pato,

el día siempre llega, el muy hijo de puta.


Conecto el portátil,

las sombras abrazan el mundo, lo aprietan,

lo desencajan...


...traduzco los trazos,

repaso el proceso en la pantalla,

y como una langosta que se cuece

lentamente

observo el color blancuzco de mi rostro.


Hoy se ve Marte, leo en las noticias,

pequeño y rojizo muestra su quietud

en el frío nítido de octubre,

no tilila, no sonríe, es un reflejo del futuro

que se muestra sin complejos,

idiotas de nosotros que no comprendemos

la insondable profundidad de su lamento.


Noche, fría noche de luna llena,

el arquero eclipsado apunta al horizonte con su flecha,

no advierte la presencia del último de los buenos,

no le importa el nombre de la hormiga reina,

aún así , en el silencio melancólico de las estrellas,

resuenan los gemidos eróticos

de las gatas en celo.


Madrid es una selva

devorada por ríos de alquitrán

que fluyen desde los cuatro puntos cardinales,

y en medio, con los ojos en blanco

y las bragas ensangrentadas

abraza a los muertos la pereza.


Me refugio en mi pequeño pedazo de nada

entre tomos y grapas que se cuartean,

y admiro la complejidad de una salida de sol

desde un alma en peligro de extinción...


… pasó la noche,

se suicidaron los fantasmas,

sucios traidores que me acunaban

en noches de espejos helados...



…¿Qué soy sin vosotros?

 Nadie se acerca,

nadie lo sabe...


A escasos metros de la arboleda

el pozo de piedra porosa dormita,

henchido de rocío se viste

con la fina seda de las arañas,

con el terciopelo cobrizo

del musgo latente.


Poderoso antaño,

anclado en su espacio,

recuerda las lejanas vibraciones,

dulces cosquillas que lentamente

le fueron robando.


Aún nota la majestuosidad

de la férrea diadema

como quien siente el escozor

de un miembro amputado.


Apenas inmune al paso del tiempo

aprendió a predecir la lluvia

leyendo en las caricias

del viento.


Con más experiencia que sabiduría

atesora el olvido

en el perfume de las madreselvas,

y llora lágrimas de invisible añil

que inundan los surcos

labrados por los gusanos.


Mientras, bajo tierra,

prisioneras allá en el fondo,

sus aguas se tornan

cada vez más negras.


Nadie lo sabe,

nadie se acerca...

 Sueño que floto,

¿es un sueño?,

un sueño, nada más que eso,

floto a través de los cúmulos

desnudo y en silencio,

mientras la corriente deja

arena de estrellas

en los márgenes del limbo.


Despierto al rato,

siempre despierto,

desubicado, perdido,

con una mano en el pecho

y la otra sosteniendo lo poco

de vida que merece la pena.


Faltan horas para volver,

para saltar sin paracaídas

sobre Matrix,

me rasco los huevos frente

al espejo, y espero...

Procuro vaciar la mente

y sondear a los transeúntes

con preguntas capciosas,

en el fondo sólo busco

respuestas que expliquen

la falta de electricidad

en mi alma,

tal vez la carencia...


...un ser sin alma

camina por las vidas

siempre a distancia,

un ser sin alma no llora,

no siente, no teme.

Un ser sin alma vive agazapado

en un mundo de imposibles,

un mundo de casas vacías

y edificios en constante

construcción.


Sin alma eres el vampiro,

sin alma eres el desconocido,

sin alma eres el nombre

que nunca recuerdas

el que siempre se queda

en la punta de la lengua.


Se acerca el sueño,

me derrumbo sobre la cama

y respiro con dificultad,

imagino no despertar

y esbozo una sonrisa

de medio lado,

quizás me devuelva el gesto

la suerte...


...suerte, muerte, fuerte...

...una putada ser consonante.


Mañana, cuando suene el despertador,

el mundo será un agujero

aún más negro,

aunque hay tantos mundos

como puntos de vista,

y la presbicia me está jodiendo

la vida.


Floto de nuevo,

como un inmenso globo

hinchado con el metano

de miles de pedos bovinos,

¿ Será el momento de reventar?


Mejor si te alejas.....

 No entiendo cómo me vuelve

a pasar...


...me lo avisaron los dioses,

las fuerzas de la naturaleza,

el horóscopo...


...no sé leer las señales,

siempre acabo perdido

por no saber leer las putas

señales....


Vale, de acuerdo,

la noche que la conocí

hubo un eclipse total,

pero en la otra cara del planeta,

eso no cuenta...


...¿no?.


Que comenzara a llover sapos

justo en el mismo instante

de saber su nombre,

no deja de ser una peculiaridad

atmosférica.


Sí, ya sé que mi psicóloga

me hizo escribir cien veces

en la pizarra:


"mujer grande, coño grande,

mujer pequeña, todo coño",


¿cómo iba a pensar que

guardaba relación con su

estatura?...


Es que me pierde un esbozo

lejano de aventura,

cabalgo sobre un caballo herido

a través de mares de sangre

y espinas,

si pienso que en la orilla

me espera un baile de miradas.


Lo sé,

lo asumo...


...cierro los ojos

y una especie de Fernando Esteso,

olvidado en un Valhalla

sólo para chicas,

me señala y dice:


-Qué perdido estás querido,

qué perdido...

 ¿Por qué ya no escribes

poemas de amor?

Dices mientras clavas tu pupila

en mi pupila divergente...


¿Y tú me lo preguntas?


Te lo explico:


No me apetece,

es un fastidio.


No me apetece olisquear

los genitales del grueso de la jauría,

soy más bien tirando a ovino

y no balo en el mismo tono...


...me exaspera.


Confío en el breve esbozo

de inteligencia que debió sostener

algún dios fumado

en el interior de mi sesera,

sé que existe, vago,

melifluo, apenas susurrado...


...entre el calibre de una neurona estéreo,

y la zafiedad de un lubricante humano.


Los sé porque soy consciente,

del mundo y de sus agrupaciones,

de las demandas y de las ofertas,

de la soledad no consentida,

de la compañía obligatoria,

consciente de los ghettos

dentro del ghetto,

de sus parques y jardines

repletos de secuoyas

donde anidamos

la basura blanca.


Consciente de los grupos de WhatsApp

alternativos, de la sonrisa sociable,

y de la espalda social,

de lo mucho que mi niña me quiere,

y lo mucho que devoro mentiras

mientras vomito en las paredes

de mi estercolero privado.


Y me da igual.


Me dan igual los gestos,

la amabilidad, los sutiles

tocamientos de gónadas...


...me da igual

la masturbación menstrual,

los rostros ocultos,

los cuerpos insinuados...


...me dan igual...


Asumo mi rol de cínico consciente,

asumo sopesar las opciones

y mantener el rumbo

de colisión hacia la nada.




Y sin embargo, un rato cada día....


...me esfuerzo,


me esfuerzo

por omitir el lado oscuro,


me esfuerzo

por ocultar avergonzado

el egoísmo canónico

y la envidia razonada...




Y

es que...


...no soy más que

el grito de una hormiga

que se despeña.



Por eso ya no escribo poemas de amor.

martes, 4 de enero de 2022



Un hombre ha muerto,


a nadie le importa,
ha muerto en silencio,
acobardado por las imágenes
de otras vidas,
ha muerto depositando el alma
en el regazo de la nada.

Un hombre ha muerto,
sus dedos se hundieron en el barro,
tal vez soñaba con ser raíz,
ser el germen
del fin del mundo,
la voz de la cordura.

Un hombre ha muerto,
su cuerpo se pudrirá lejos,
más allá del mar de Alborán,
más allá de la columnas de Hércules,
más allá de las cúpulas de Sión...

Es un susurro entre las olas,
apenas unas gotas vacías
rompiendo frente a las costas
de cristal y marfil.

Un hombre ha muerto,
y muere con él la humanidad,
una colmena ensangrentada
que ciñe sus celdas
con acero y hormigón.

Un hombre ha muerto,
no hace ruido,
árboles grasientos filtran historias
disfrazadas de ensueños,
un hombre ha muerto,
silencioso...



Necios...
Necios aquellos que acarician
nubes de plata con la curvatura
de sus pezones,
creen conocer las respuestas
de preguntas que el viento repite
malhumorado:

¿de dónde vengo?
¿ quién soy?
¿a dónde voy?
¿Por qué?....

Necios los bastardos de padres cancerosos,
bombas genéticas durmientes
que alzamos al cielo los cálices
del heroísmo impuesto.

Nos rodeamos de ovejitas kawaii,
espíritus afectuosos, onanistas del ánimo
que piensan en su recurrente buena
intención:

Mientras hay vida, hay esperanza....

No me interesa,
ni la vida eterna ni fluir
en mentes ajenas,
¿ser espíritu o recuerdo?...
qué coño importa
cuando la marihuana es mi amiga.

La mejor anestesia,
la mejor de las amantes.

La bata azulada está de moda en Cibeles,
la apertura trasera airea
este culo macilento
que maldice la tapa del retrete,
la vida es maravillosa,
la vida es un festival de retrasados
que vomitan herejías,
yo soy su Rey,
el Payasus Imperatus que gobierna
el caos con puño de mierda.

No temáis vecinos y figurantes,
no temáis el sordo sonido de las arcadas,
son pequeños haikus estomacales
irradiados a baja intensidad,
desaparecerán cualquier mañana,
camino al subterráneo mundo
de las ratas.

Me cansan las palabras,
su incansable necesidad de coordinarse,
necias...


Manuel era buscador,desde el mismo momento de su concepción,
aún antes de adquirir una primitiva
conciencia,
Manuel buscaba,
lo que sea, cualquier cosa,
buscaba...

Una tarde lluviosa de octubre,
vestido el cielo con gasas grises,
Manuel giró sobre su eje,
sintió la caricia fría del agua,
el rugido sordo del tráfico,
las declamaciones sin sentido
de las ratas,
y perdido,
perdido y triste,
perdido, triste y mojado,
olvidó su último acto de amor,
olvidó la razón para amanecer.

Carente de impulso vital
Manuel dejó de buscar,
quedaron sobre sus zapatos,
tan sólo,
una micra de cordura
que pareciera diluirse bajo las aguas
de la paciencia.

Así fue cómo elevó al viento su descubrimiento,
lo mezcló con las sustancias
cancerígenas que se alzan
altivas en la atmósfera,
y,
dopado con la sangre de animales
muertos y sabia de malas hierbas,
como una enorme cabeza sin ojos
que gira variando la órbita
al compás de promesas invertidas,
imaginó ser un derviche ciego
que susurraba cánticos de esperanza
a los dijinns olvidados.

Abandonó la búsqueda,
ahorró energías enterrando historias
bajo toneladas de la sal oscura
de mares fantasmas.

Y así sucedió,
inevitable como el final de la felicidad.

Manuel se perdió en los márgenes
de una libreta en blanco,
con la esperanza de renacer,
como un suspiro en la niebla,
el aliento de la nada
vomitado en el ciberespacio.

Inevitable...

... como el túnel al final de la luz.


Se han apagado las nuevas voces,
como una luna llena que colapsa
y transforma el azul oscuro
en muerte.

Despacio, así ha sido,
hirviendo versos alrededor
de un mundo cada vez más añejo,
despacio,
mientras se tiñe de rojo el agua
y desborda la bañera,
si, así ha sido,
apenas sin darnos cuenta.

Ahora ya es tarde,
la bestia se muere,
y deja un extraño cadáver
envuelto en perezosos pergaminos,
una momia descuidada
qué alarga sus brazos
y no abarca nada.

Rezo por ti, ave de las mil plumas,
que la agonía te sea leve
y arrastres en tu caída
el derecho al olvido.
Hoy, viernes,
nadie me escucha.

A sabiendas de la apatía,
de la pasividad generalizada,
autogenerada, degenerativa...

...me siento más libre.

Rebusco en los rincones asimétricos
de este alma de AliExpress
el recuerdo exacto, la escena
variable a través de las conciencias,
y prometo ser el único portador
de la sagrada luz,
y como un sacerdote de barro
transito las veredas bajo el
aguacero,
dejando un sucio rastro de mierda
que se esparce y se alza al viento
huracanado.

Es mi esencia,
y como tal, la mutilo,
decorando con retales de mentiras
los balcones de las avenidas
con las que sueño,
y me adentro en la casa que cierra
el pueblo,
para ver cómo se deshace,
para ver cómo se amontonan
toneladas de escombros,
que se retuercen hacia el cielo
formando falanges de cemento.

Hoy, orgulloso sodomizador de Hyde
propongo que los ángeles
invadan el planeta,
-viernesnegro-
y devoren con sus colmillos de jade
los restos de la tormenta...

...que alcen el vuelo mientras esparcen
los pedazos ensangrentados
de la civilización.

viernes, 2 de julio de 2021

TRILOGÍA DEL FANGO

I. DE LOS MALOS


Soy de los malos,

lo sé.


Soy de los malos,

de los que esconden la cabeza

bajo irónicas sonrisas.

Mal amigo,

mal compañero,

mal poeta...


El día acaricia la noche,

en ese mínimo instante

la careta deja de ser rostro,

la venda desaparece,

y la frialdad que desprendo

consigue despejar la oscuridad,

convierte en gélido vaho

los aullidos fantasmales

de los futuros no vividos.


En ese momento único,

puedo dejar de fingir

que vivo siempre en carnavales,

dejo el escenario

y abandono la obra en mitad

de la actuación.


No me reconozco,

sé quién soy,

miro en los reflejos de los charcos,

en las esquirlas de los espejos,

recuerdo lo que el primer loco

me dijo aquella noche,

eres piel de jabón,

y el resto de personas corrientes

de aire

que se perdieron rumbo al centro

de la nada.


Hoy sopla el viento del este,

soy una mala hierba,

libre,

fuera de lugar,

silvestre, siempre estorbando,

suelto mis semillas

obviando las consecuencias.

Soy de los malos.


Soy de los malos.

soy seguidor del primer loco,

aquel primer estúpido

que pensó en verso,

el heredero de los errores en cadena,

una línea roja dibujada

bajo la lluvia.


II. FATAL DE LA PUTA CABEZA


Como motas de polvo en suspensión

las imágenes se elevan juguetonas,

se mezclan las vivencias

y copulan con fábulas oníricas

del subconsciente.


Me olvido del mundo,

olvido tu nombre, tu rostro,

tus ojos bizqueando juguetones

a centímetros de mi glande,

¿eras tú?...


Vuelta a empezar,

fatal de la puta cabeza.


Ahogándome en un océano de sal,

retando a la gravedad,

lamiendo restos de verdad

en las mentiras acumuladas

en la habitación,

bajo la almohada.


Un vuelo,

la certeza de flotar anestesiado

a 9'8 metros por segundo.

Siento cómo las silenciosas neuronas

recobran la fe ante la ausencia

de un final perfecto.


Fatal de la puta cabeza.


Tanto, que vomito perdices

envueltas en señales de auxilio,

y grito consignas arbitrarias,

que resuenan en los edificios vacíos,

observo las ondas sonoras

barriendo las calles desiertas,

y pienso si aún duermo,

si acaso el viaje llegó a término,

o si, simplemente,

estoy fatal de la puta cabeza.


III. PAZ


Ánimas, dejadme en paz,

quiero seguir perdido

en medio de este océano de sombras,

disfrutar del camino

sin sentido

que me conduce a la nada.

Dejadme seguir

con mis pensamientos tristes,

con la falta de oxígeno,

con la empatía justa

para no convertirme en psicópata.


Envidio las vidas sencillas,

los valles emocionales,

la falta de conciencia global,

envidio a los creyentes,

a los adoradores

de uno u otro estrambótico

poder

celestial.


Envidio las certezas,

sin más,

la clarividencia,

delegar responsabilidades.


Dejadme en paz,

por favor,

dejad de reír cuando río,

dejad las muestras solemnes

cuando desvarío,

dejad de señalar con el dedo

cada vez que altero

la percepción de la realidad.


No quiero hacer más.


Soy así,

es sencillo,

un recipiente que se agota,

un amasijo de sangre y vísceras

que lentamente necrosan.


No hay más,

ni verbo

ni imagen

ni silencio.


 Nada nuevo por aquí en la caverna,

siento cómo persiste

la extraña sensación y recuerdo

el día que soñé con nada

y desperté siendo nadie,

apenas una mota de polvo

en el aire

perdido entre las sombras de los edificios.


Entonces hablaba solo,

apenas era el esbozo

de una grieta en el silencio,

conversaba con los espejos

en un intento por no olvidar el lenguaje,

respiraba la inquietante sensación

de no estar,

aún rodeado de millones de almas,

aún sabiendo que la soledad

es anterior a cualquier ciudad...


Me esforcé en hallar las respuestas,

traté de cicatrizar heridas preventivas,

y el tiempo, impecable en su acoso

grabó en mi piel el secreto,


el secreto,


el secreto,


el secreto siempre fue la búsqueda

y la búsqueda es flotar

en el amnios universal,

es tan sencillo...

y bucear entre neuronas sobrecargadas

de información manipulada.


Es un hermoso caos.


Sucede que a veces

se confunden los espejos,

y responden, interactúan, señalan

con sus frías extremidades bidimensionales,

como una ventana orientada al vacío,

que en un esfuerzo por adquirir

parte de una consciencia etérea,

se funde en superficie fluida.


Entonces alargo la mano,

y noto el tacto del cristal,

frío y rígido,

sin vida.


El susurro infinito alza el volumen,

articula con claridad:


-RESURRECCIÓN-


¿Es hora de renacer,

de pintar la ciudad de colores,

y vomitar mariposas por las esquinas?,

¿ es hora de escupir a las musas

y obligarlas a mirar

mientras prácticas la masturbación mental?,


NO


NO


NO


no lo creo,


puede que no...


Alma que se escapa del alma

para respirar sulfuro del abismo,

tenemos que hablar,

y volver,

volver,

volver

a...


beber para celebrar,

follar por amor,

volar sólo para rozar el cielo...

¿recuerdas?






Que sea el viento quien dicte el rumbo.














FIN.

martes, 11 de mayo de 2021


Aburrido,

espeso y aburrido,

un altavoz desimantado que vibra

sobre sus sombras.

Perezoso onanista de estatura media

que devora las mentiras

del egoísmo.

Un modelo de ciudadano borroso,

de los que no da el perfil

para comerse el mundo.

Un tramposo indignado con el tiempo,

una plañidera de saldo

que busca penas es el espejo,

la razón del suicidio de las moscas.


En esas oquedades habitamos,

my darling,

en la incesante búsqueda

del pájaro del paraíso,

en la incontrolable necesidad de dolor,

en la inquebrantable fé estúpida

que supura restos de alma.


Problemas del primer mundo, supongo.



 Qué bonito es mirar

la espiral que forma la niebla

cuando funde su crudeza con el CO2,

un vórtice de certezas

que aspira el polvo de las aceras

y lo transforma

en pequeños diamantes cancerígenos.


Qué agradable escuchar

un Orfeón de sirenas

que se pierden y se encuentran

en la dimensión desconocida,

una orquesta de nervios

que desplaza sus silencios

hacia costas aún en guerra.


Qué mágico sentir

la lluvia fría de febrero,

y recorrer los senderos

que marca caprichosa en tu frente,

y jugar con las corrientes,

acariciando despacio los posos

de tu alma perdida.


Qué placer respirar

las mezclas de miles de sueños,

el dulzón aroma del muerto

que no cae al suelo

por no molestar,

un perfume de madreselvas,

de madroños y alcantarillas

que envuelven invisibles

las torres de mi ciudad.


Qué alegría se intuye

en las notas que escapan de los balcones

y se pierden envenenadas

por las callejuelas de La Latina,

embajadoras de mil y un universo

reacción al miedo y a la tristeza.


Cinco sentidos no encajan,

cuando los atrapas bajo un cristal,

con la percepción de la realidad,

con la estúpida nostalgia.


Falsos y engañosos sentidos,

que aún ciego sordo y mudo

se restriegan por los muros

como una gata en celo.


Nada susurra el viento

cuando se filtra, descarado,

por las rendijas de mis traumas.


Se evaporó el valor de aquellas charlas

ahora perdidas en el tiempo.

Aquellas pisadas de caballos desquiciados,

las oníricas imágenes,

los dedos empapados en orgasmo,

tiempos febriles de los que nada queda.


Nunca rocé el olor de su sexo,

no sentí el calor húmedo

de su lengua,

no hizo falta,

no fue necesario para ausentarme

cada madrugada de la realidad,

y amanecer saciado

regando con esperma sus palabras.


Aún así no lo echo de menos,

no podría

aunque deseara con todas mis fuerzas

asir su cintura,

no lo echo de menos porque

dentro de mi estúpida sonrisa

se esconde un terrible monstruo

egoísta,

un yonki narcisista,

un depredador de la mentira

que se empalma

soñando en braille.


Esta es una soledad que podríamos reducir a un abismo de silencio,

una marejadilla de espumas doradas

que desgastan las rocas,

desnudas y letales que se deshacen

como la luna en mi sangre.


Alguna vez te comenté,

vieja amiga,

que golpear una y otra vez el espejo se convirtió

en una especie de monotonía

sin sentido,

hasta el día que conseguí quebrar el tiempo

y ante mí surgieron dos realidades,

una ya la conoces,

esquirlas por el suelo

el frío cristal teñido de púrpura...

En la otra, sin embargo,

era yo quien se rompía,

y penetraba fragmentado

en lo profundo del espejo.


Amiga, mi más inquietante amiga,

si alguna vez quisiste ser sombra de mis lamentos,

olvidaste entre los naranjos las llaves,

me consta que las cubrió un manto de flores de azahar comatosas.


La realidad,

amiga del alma,

se transformó en la posibilidad de conocer los placeres de la arrogancia,

me convertí en dos grandes ojos legañosos,

que ignoraron la noción de luz

hasta que la noche los ahogó.

lunes, 1 de febrero de 2021

 Mañana será pronto ayer....


No necesito más amor,

no necesito caricias, no necesito besos,

no necesito más que aire para respirar

y agua fresca.


Y en la mañana multicolor,

como abejas plateadas que danzan,

asumo las penitencias de cada cultura

y ahorro millones de lágrimas

al infinito,

en tu nombre...


No, no necesito más miel caribeña,

me sostiene el dulce anhelo de flotar

ingrávido

sobre los trazos grisáceos

y los negros montículos.


La cara oculta de la luna es un solar

lleno de corazones rotos,

me olvidé de la verdad,

me olvidé de la verdad a los 40,

no importa, sigo acelerando,

buscando con cada giro el mural definitivo,

gruñendo a las palomas desde el trono

dorado

que me regalaron aquellas cucarachas.


No hago más que pensar en tu forma de mirar,

en tus pechos menudos,

en el humedal que se filtra por tus dedos,

y en el susurro fantasma

desconectado, olvidado.


Hoy, soy un mundo en pausa,

un cúmulo de ideas destrozadas

que se muerden, que se arañan,

un cerebro limitado en hibernación

que busca un sólo momento,

un momento que vive en coma,

tatuando hilos de plata envueltos

en mil gritos de electroshock.


Invoco a todas las moscas,

que caigan en violenta invasión

sobre los párpados rojizos

de los deseos,

ya que en este mundo absurdo

tú y yo somos gotas de mares

distintos,

con el mismo grado de salinidad.


martes, 24 de noviembre de 2020

No,

no quiero estar aquí...

perdido.


No me gustan

las voces que susurran

tras espejos

negros...


...se enfrentan.


Yo...

...yo sólo observo,

escucho

cada segundo,

vacío...




...toda una existencia.




No,

no...


Un relámpago

azul,

cierro los ojos

y el desierto de sangre,

es arrasado...


No lo quiero...


Puñales de hielo,

cristales rotos,

se disfrazan de promesas...


...ingenuidad desde lo alto del edificio,

mórbida psicopatía

enraizada...

...necrosis y huesos...



No,

yo, no...


...un esbozo de niebla

en un cielo

de escarcha...


...y yo,

enfermo,

puto ególatra,

masturbador de sueños

ciegos...

sonrío...

...como un ángel oscuro

que promete

la vida eterna,

la mentira eterna,

la nada.


domingo, 25 de octubre de 2020

Todos duermen en la torres, los zumbidos aéreos disminuyeron, 

la noche es fría, siempre es fría, hace años...


Al cielo se alzan las montañas de chatarra,

son pirámides disléxicas

que alzan lanzas afiladas hacia las estrellas,

en su interior el útero protector es la caja

de un furgón oxidado,

y envuelto en mantas viejas

sorbo los fideos con sabor a pato,

el día siempre llega, el muy hijo de puta.


Conecto el portátil, 

las sombras abrazan el mundo, lo aprietan, 

lo desencajan...


...traduzco los trazos,

repaso el proceso en la pantalla,

y como una langosta que se cuece

lentamente

observo el color blancuzco de mi rostro.


Hoy se ve Marte, leo en las noticias,

pequeño y rojizo muestra su quietud 

en el frío nítido de octubre, 

no tilila, no sonríe, es un reflejo del futuro

que se muestra sin complejos,

idiotas de nosotros que no comprendemos

la insondable profundidad de su lamento.


Noche, fría noche de luna llena,

el arquero eclipsado apunta al horizonte con su flecha,

no advierte la presencia del último de los buenos,

no le importa el nombre de la hormiga reina,

aún así , en el silencio melancólico de las estrellas,

resuenan los gemidos eróticos

de las gatas en celo.


Madrid es una selva

devorada por ríos de alquitrán

que fluyen desde los cuatro puntos cardinales,

y en medio, con los ojos en blanco 

y las bragas ensangrentadas

abraza a los muertos la pereza.


Me refugio en mi pequeño pedazo de nada,

entre tomos y grapas que se cuartean,

y admiro la complejidad de una salida de sol

desde un alma en peligro de extinción...


… pasó la noche,

se suicidaron los fantasmas,

sucios traidores que me acunaban 

en noches de espejos helados...


…¿Qué soy sin vosotros?

domingo, 18 de octubre de 2020

 Junto a la pila bautismal,

como un negro pañuelo ensangrentado

el cuervo se muere,

araña con su pico la fría piedra,

borrosas aspas de cruz verdadera.


La iglesia antigua,

vacía,

sus ventanas mínimas y gruesas

proyectan luz sobre el altar,

estoy solo

en un banco de madera,

el silencio lo es todo en el breve espacio de tiempo

que sepulta la realidad

bajo el artesonado de escayola.


Trato de levantarme,

mis piernas son arbustos petrificados,

mis riñones electricidad sin control,

el pájaro muerto agrieta el suelo

mientras se desprende la pintura

de las paredes,

camino hacia el pasillo central,

juego a dar forma al vaho con la lengua,

extrañas ondas que se cruzan

como estrías que quieren quebrar el aire.


En la puerta,

bajo pecadores y mártires siento el aleteo del cuervo,

sus alas ensangrentadas rompen las estrías,

rasgando la fina piel que separa las realidades.


Un paso más y caigo de rodillas en la acera,

el paisaje es un abismo de neón,

gentes sin rostros pasean sus ojos

por la Gran Vía,

dudo de todo,

de las gotas de lluvia,

del regusto dulzón del Co2 en la garganta.


Durante unos segundos no reconozco el color del asfalto,

pienso en mutar, transformarme en un monstruo

y devorar inocentes en las alcantarillas,

romper los escaparates e incendiar

con hielo purificador

las sonrisas de los maniquíes.


Entonces cierro los ojos,

y el mundo es una habitación sin ventanas

donde el cuervo sin vida golpea las paredes

una y otra vez,

grazna y salpica con su sangre

el cristal de la bombilla...


Abro los ojos y el pájaro calla,

ya no hay paredes,

son espejos rotos

que reflejan retazos inconexos

de una existencia

que nunca podrá a ser.

lunes, 14 de septiembre de 2020

 La primera vez vino de un cielo negro,

su vestido era un veneno de turbia transparencia,

sus labios perfectos,

le acompañaba el sonido de tres mil caracolas

y los destellos de un corazón roto.


Fue interesante experimentar su tacto,

la efímera delicadeza de una caricia.


Luego,

en otra vida,

en otro mundo,

brotó del centro de la tierra,

la sonrisa serena,

los ojos expresivos, esculpidos con versos de Benedetti,

sentí sus dedos sobre mis manos,

entrelazándose.


Maté a Charles B.

y soñé con lluvia, con sus labios húmedos.


Más tarde,

ya fuera de la realidad,

sorprendió su mirada mi descanso,

y aún consciente del fin,

sabedor de no volver a soñar jamás,

se la devolví,

aguantando el viaje por un azul de azules,

veta verde-agua de sus pupilas.


Y allí me perdí.

Como un idiota que mira pasar el tiempo

sin saber que el tiempo pasa.


La última vez ya era tarde.

Las farolas de la calle teñían de ámbar las gotas atrapadas en la niebla,

y entre brumas de dióxido

mi cuerpo chocaba contra el escaparate del sex-shop,

esperando que un viento frío

enderezase mi camino...




Fuiste el sol que anuncia la primavera.


Yo, sencillamente,

el fantasma que se quebraba

en las noches de otoño.

viernes, 10 de julio de 2020



Hoy habrás visto el mismo atardecer...

Por extrañas circunstancias
y extraña fortuna
un viento anómalo te trajo a mí,
como te trajo te hizo partir,
lo intuí en el hacer de tus ojos.
Desde entonces sigo sediento.

Con la mirada puesta en el presente
apenas me sentía esclavo,
¿recuerdas cómo te suplicaba?
la perfección no existe, me repetías,
y ahora,
sabiendo que la existencia
no conlleva una finalidad
apenas me siento libre.

Debemos saber el mundo en el que vivimos,
y mi mundo hoy se desvanece
con el humo denso...

... ambos sabemos que la indiferencia
genera indiferencia,
igual que el perro
engendra al perro,
y ahora soy en dos mitades
el mismo hombre de antes,
no obstante
aún no estoy preparado,
lo haré cuando deje de pensar,
de sentir.

Todavía es de día, y sin embargo,
el cielo se cubre de tinieblas.
Que al menos durante las horas
de oscuridad,
goce de sosiego mi mente.
Un espejo compartido por estrellas,
errantes ráfagas de luz
que se inmolan por la ilusión
de la fe.

Eso somos, viejo amargado,
un reflejo defectuoso de tu imagen
pixelada.

No existes, me lo dice el viento,
no eres más que la proyección asustada
de un ser defectuoso,
un hijo de puta que no conoce el respeto,
inmune a las consecuencias.

Tal vez me equivoque,
y ahúmas con la densidad de tu aliento
la creación que tanto detestas.

Si, tal vez me equivoque y me cueste entender
la imponente presencia de la psicopatía
en tu obra.

-pedazo de mierda-

Y es que por más que lo intento,
por más que pretendo aferrarme
a la idea de un ser perfecto,
la razón me somete y me muestra
sus lagunas.

Vendería mi alma al diablo por tener
la capacidad de creer en ti.
Hoy no es sábado, puedo cenar hasta hartarme,
no es sábado, puedo beber y fumar,
caerme del sofá con los ojos enrojecidos,
puedo babear sobre tu hermana,
mirarle el culo a tu compañera de piso.

La seguridad de la ausencia
se asemeja a la franqueza del retrasado,
y tu vecina tiene las tetas operadas,
no importa, no me gustan,
pero el puto 15M está en mi bolsa escrotal
y no,
no es sábado.

Cíclico como el ocaso
acaso como el vaivén de los caballitos de mar
bajo las olas del metro,
acoso con la mirada las cinturas ajustadas,
y respiro...
...ácido bórico bajo la mascarilla,
y sólo es miércoles.

Despierto antes que mi erección
y ambos nos miramos.
Es verano y duermes en bragas,
estrangulo las ansias y doblego
los sueños del empotrador autista,
jueves de los cojones,
maldita rutina.

Al rato me da por pensar,
y pienso:
yo quería ser feliz,
y me ofreciste seguridad,
quería un barco velero
pero me cobraste el mar.

Y pensando me atasco en pornhub,
odiando los descomunales miembros,
los orgasmos/mareas susurrados
más allá de las puertas de Tannhäuser.

Cobro en desaliento mis temores,
auspicio un negro erial de miserias
y rencores, reniego,
reniego,
reniego y reniego,
me pierdo en la tormenta
como esperma bajo la ducha.

Ya estamos a viernes.

Hoy es sábado y lo quiero todo,
bajo al super a por un buen vino,
tabla de quesos, ibéricos,
la cena perfecta, la noche perfecta,
pero me encargas compresas.

Puto sábado,
puto esclavo que siente el sexo
como la zanahoria,
y la convivencia como el palo.

lunes, 8 de junio de 2020

Escena 1. Exterior. La noche cae sobre Comala .
Yo en una esquina.

Mido las sombras de los fantasmas,
paso de un bulto a otro,
sospechando,
recitando mantras oxidados,
pidiendo clemencia a la virgen de los psicópatas.

Escena 2. Exterior. Centro de Amaurota.
Avanzo.

Camino como un gato por la avenida,
maullidos con sabor a cinco estrellas
que se estrellan contra las banderas
doradas de Samarcanda.

Escena 3. Interior. Amanece en Vetusta.
Yo, buscándote en el viento.

Dudo de la existencia,
de tu existencia,
porque eres de todas la más dura,
de todas la más pura,
de todas la más lejana.

Vuelve a quererme.

Escena 4. Exterior. Tión, el cielo se cubre se nubes.
Yo, midiendo baches en el asfalto.

Observo el cielo mientras te espero,
para que adornes de gris
los márgenes rotos del día,
mientras,
los rescoldos de mi humanidad
escarban bajo el asfalto,
buscando las raíces de la apatía .

Escena 5. Limbo.
Yo mintiendo.

Elijo olvidarte,
al menos, lo prefiero.

Como el viento prefiere morir
sobre la arena del desierto.

jueves, 23 de abril de 2020

¿Qué es poesía?
Ja, jajajajaja
jajaja jajaja...

Poesía es soñar con las fuentes del Nilo
mientras golpeas con fuerza
la cabeza contra el espejo.
Poesía es necrofilia deconstruida.
Es razonar con un ciego
en lenguaje de signos.

Poesía es el orgasmo de los suicidas.

Esperma edulcorado para sabios
fetichistas.

Es el grito de auxilio del microbio
que anhela susurrar al olvido.

Es más que palabrería,
es la traición que se escuda
bajo la coraza impertinente
de antiguas medidas.

Si, sin duda alguna,
poesía es todo...

Poesía es todo,
el poder omnímodo del disfraz
caníbal,
la arrogancia y el vómito,
la verdad desconsolada
travestida de egocéntrica eminencia.

Y sin embargo un rato cada día,
- jodido Sabina-
la poesía no es nada...

La poesía no es nada,
palabras vacías en un cuenco
sin fondo.

¿Qué es poesía?.
Lo que los vagos escriben
en lugar de novelas.

Una broma estúpida.

Poesía son versos sueltos que se encuentran
en los márgenes de Nuncajamás.

¿Qué es poesía?,
¿Para qué darle más vueltas?,
poesía eres tú.

lunes, 9 de marzo de 2020

Esta noche
pavesa arrastrada por el Cierzo
soy...
la ceguera de los hombres
buenos me inquieta,
experimento revoluciones suicidas
de un dios menguante,
se esconde tras los versos de diseño
de una generación
que nunca llegó a nacer.
El silencio de las mujeres
resuena como un bofetón a contramano,
me recuesto sobre un río de hielo,
observo como la corriente atrapa los sueños
y los arrastra hacia un mar de escarcha ,
hacia un océano de lamentos.

Y siento cómo la piel, cada vez más fina,
se estría y se rasga.

Una del oeste...

El viejo arrastra las botas por el polvo,
a su espalda el sol
se desnuda lentamente,
abre las palmas de las manos,
-escupe-
el camino equivocado
el corazón del destierro.

Alza la mirada y ruega perdón.

En el desierto
los fantasmas copulan con los cactus, 
folladores de peyote gimen en la lejanía,
la jauría se acerca,
el sudor se desliza por el cuello,
forma el barro primigenio,
el ingrediente del pecado,
materia prima para un creador
bipolar.
La noche devora montañas en el horizonte,
se empalman los alacranes y Mamá Conejo Seco
calienta sus pócimas en el fuego,
el hombre viejo observa
desde el silencio de sus ojos enrojecidos,
mastica el sabor agrio de la muerte
deslizándose por la garganta,
saca fuerzas para apretar el diafragma,
y aullar con los coyotes.

La fría lengua del viento del este
lame las polvorientas llanuras,
y el viejo desliza un espejo por la superficie.
La manta de paño no es suficiente,
se acurruca bajo el árbol de Josué...

...espera el perdón.

El amanecer destruye las esperanzas,
los jinetes se acercan
y no habrá piedad.
Es la hora de los justos,
entumecido,
asustado, repasa sus errores,
acepta su destino.

Cuando llega el momento,
el viejo sonríe,
ya no ruega,
ya no suplica,
ya no necesita el perdón.

miércoles, 12 de febrero de 2020

Sobre los cristales se desangra la noche,
de un gris oscuro, casi negro,
pruebo a empañar los espejos,
a difuminar el reflejo de este alma
de invierno,
luego, sobre la mueca fúnebre
dibujo una sonrisa con el dedo,
e imagino un pasado compartido
que incinere el cruel y sucio presente,
y me adapto a esa mentira,
me aferro a sus ramificaciones,
con los ojos en blanco,
con hilos de plata en las comisuras.

La noche se torna océano,
y navego por sus olas con anestesia en vena,
con polvo de diamante en los pulmones,
entonces, sólo entonces,
como un zombie orgulloso
de su naturaleza muerta,
respiro las últimas partículas de cordura.

Es cuando te siento más cerca,
cuando los paraísos se enfangan
y el aire transporta esencia de lluvia.

- Objetivo -

El objetivo de esta jornada
es naufragar en el desierto,
descartar soluciones adecuadas,
travestirlas en las sombras.
Continuar...
caminar veloz sin rozar los charcos,
indiferentes al violeta del ocaso.

El objetivo es evitar
cada cruce en el camino,
correr si a lo lejos
se acerca, sonriente,
una suerte de regalo.
Abrir los ojos ante el eclipse,
quemar los poemas olvidados,
ocultar la lucha fratricida,
apostar por la solución definitiva.

El objetivo es negar la posibilidad
de un consenso,
alguna moción de censura capaz
de anestesiar
al imbécil dominante de la tribu.
Por cada mínima opinión, un embargo,
devorar lo etéreo
escupir plomo en los tejados,
olvidar que el niño del pozo
lleva décadas agonizando.

El objetivo...

... el objetivo es divertir a Dios.

domingo, 9 de febrero de 2020



Tarde gris,
la curva serpentea a través del asfalto,
el sol se enfurece detrás de su manto
de nubes y dióxido de carbono.
Ante tu mirada la palabra
se encoge, se emborrona,
los poemas arden en llamas
junto al faro del fin del mundo,
y glaciares plateados abrazan
auroras boreales
más allá de la desembocadura primigenia,
más allá del perfilado de tus labios.

Tarde gris, 20:00 post meridiem,
empieza a anochecer,
en la chimenea crepitan los minutos
previos a la intoxicación,
buscando la redención apuesto a perder
y los espejos combados descomponen
la luz que escapa de mis propósitos...

...perdido,
como se pierden las tardes de domingo
en el crepúsculo de la rutina.

Noche de fantasmas,
la luz de las farolas prisioneras,
el horizonte teñido con la corrupción.
Con las pierna abiertas,
adecuando el concepto
al ángulo de torsión de tu vientre
fuí un dios con el rostro entre tus pechos,
aclimaté las ganas a tu temperamento,
dejé que se escapara entre susurros
tu desnudez...

Noche negra, de tinieblas y sombras,
de perdidas estrellas,
desapareces cada vez que me busco en tí.

Amanecer,
el sol lanza sus rayos a través del manto
denso y ceniciento,
desvirgando la presencia de la perfección
me arrastro por las aceras,
cansado de mentir, de convertir en oro
el barro.
¡Qué más dá!,
prefiero el sexo duro que el amor de verdad,
un momento que no perdure,
que se lleve la ansiedad,
mandar todo a la mierda y cerrar
la situación.

Mañana gris,
se pierden los fantasmas,
se recomponen los espejos,
escucho a los demonios que vienen a jugar,
que dicen que me quieren,
que no debo temer...


:

jueves, 30 de enero de 2020

- Ardores-

En el bosque de los árboles rotos
descansan las amarguras,
pegamento de un alma quebrada
que pierde esquirlas
por las suturas.

La voz cavernosa de un dios enano,
discapacitado y erecto resuena por las avenidas,
por las frías avenidas de esta ciudad en descomposición
que se abraza como un borracho melancólico
a las mentiras del pasado.

Hoy es uno de esos días,
de esos días grises y sucios
en los que ser mota de polvo no es suficiente,
en los que las entrañas arden
y luchan por vomitar gritos ultrasónicos
capaces de circunnavegar el puto globo terráqueo,
uno de esos días en los que no comprendo
qué es vivir.

Bucle de mierda,
puta mierda de bucle,
impostar, desear, reprimir...

...mierda y más mierda,
cordilleras repletas,
con todas las letras...

...bucle de los cojones que se estampa
en las miserias de una brizna de cristal
que flota por el espectro astral.

Imaginaria espiritualidad
que no recompone un sólo átomo
de certeza.

No me importa terminar de desangrarme en el teclado,
no me importan los lectores,
los amigos,
las conclusiones...

...esto NO es un poema...

...es una confesión desordenada,
una imagen fraccionada
de un todo, que del todo,
no es verdad.

Perdonen mi lenguaje.

miércoles, 15 de enero de 2020

- Fantasma-



Esta noche la luna baña de sombras la ciudad,
escondites certeros en los que me sumerjo,
en los que me acomodo y observo
cómo la vida fluye,
universos envasados que van y vienen .

Me gusta convertirme en sombra,
me gusta traducir los gestos,
los detalles,
inventar las circunstancias de cada uno,
y soñar que soy persona,
que soy animal político, sociable,
capaz de convertir a los desconocidos
en emocionantes aventuras.

Esta noche
un pequeño banco en la plaza de Tirso es mi trinchera,
no muy lejos el barrendero de bronce
me guiña un ojo,
inmóvil desde su posición me contempla,
es el único que advierte mi presencia.

Desde mi escondite veo la salida del Metro,
gente que busca gente,
gente que huye de la rutina genocida,
o que regresa a casas prisión,
y sonríen.

Gente desubicada que esconde su malestar
bajo la calidez de una bufanda de lana.

Veo amigos que se encuentran,
se abrazan, se besan,
se reúnen y dirigen sus pasos al bar más cercano,
una pareja de jubilados aparece
tras las puertas del ascensor,
cogidos del brazo disfrutan
del frío camino al teatro,
un padre de familia resopla,
lleva a su hija a hombros,
cansada de navegar por un mar
de sargazos humanos.

Ahora es un cuarentón el que surge
de las escaleras mecánicas,
está gordo,
rapado para disimular una calvicie que no acepta,
lleva un abrigo gris,
guantes con los dedos recortados,
parece triste,
infeliz,
tiene cara de poeta,
espera durante unos minutos consultando el móvil,
se inquieta...

...imagino una cita misteriosa,
imagino que una hermosa joven le observa
se gira y se marcha.

Unas argentinas conversan con un chico
que reparte flyers,
señalan hacia la calle Huertas,
al poco se marchan,
esta noche será para ellas
música, sexo, diversión...
exprimirán el lado canalla
de una ciudad insomne,
una ciudad sin ciudadanos,
donde el foráneo es nativo,
y los madrileños no existen.

Desde mis sombras resuelvo abandonar el espionaje...

...aún incorpóreo,
cruzo la plaza tratando de incomodar a los vivos,
atravieso sus cuerpos,
susurro mentiras piadosas,
avivo recuerdos dormidos...

...después me camuflo en el frío,
imagino que existo,
y sonrío al sentir el calor del vaho,
como besos invisibles.

martes, 31 de diciembre de 2019

En la habitación paso las horas esperando,
los lobos no llaman a mi puerta,
deslizo los dedos por las hojas del libro que invoca soledades,
me corto la yema del índice, marcapáginas dulce de sangre,
capítulo de hermandades moribundas...

... los ojos escuecen...

Suena la música, y entre el gentío soy lágrima de granito ingrávida,
y siento las vibraciones brotar del suelo y ascender con los saltos,
es un torbellino de ondas y sudor,
frenéticos cuerpos que brillan, emanan elixir de felicidad
mientras el cuervo negro picotea el asfalto,
asustado, ignorante de aquello que le rodea.

Busco alrededor un asidero de melancolía,
tal vez un par de ojos acuosos, una sonrisa sostenida
por el esfuerzo de mil convenciones sociales,
y menguo, me hago pequeñito,
observo el crecimiento sostenido del techado,
como un zoom que se extiende hacia el infinito...

No veo a nadie entre la niebla, nadie para evitar la tormenta,
no me inquietan las hostias del amanecer,
ni los mordiscos agrios del espejo,
porque me convertí en nada,
nada gris que se propaga por las juntas de las baldosas,
un fantasma sin ruina,
un payaso quincenal que se esconde
tras la máscara de un ser vivo,
un gilipollas.

lunes, 16 de diciembre de 2019


¿Puede un cobarde despedirse, abrir sus venas y empapar con sangre la cabeza de la serpiente?


El cobarde recoge los cascotes del armazón dorado,
barre el polvo de las ilusiones
y espera que llegue la noche.
Como un murmullo perdido en la oscuridad
el viento se escuda en frases huecas,
para no decir nada,
pretende anular los meses, las semanas...

... y el cobarde se imagina cobarde,
descubre que el espejo es un dios olvidado
que ríe con los dientes podridos,
después destruye las ilusiones
sin el más mínimo interés por el semejante,
y se siente bien.

Cobarde es quien se esconde,
quien se oculta tras las sombras,
inquieto...

Descuidando el oleaje,
piensa que un adiós es necesario,
y revienta las teclas del portátil buscando
la fórmula ideal,
la forma correcta de frenar la caída,
la forma perfecta para informar al oponente
de su mínimo interés por el juego.

El cobarde dibuja mentiras con esperma,
y sostiene las imágenes fugaces entre sus dedos,
nunca las pidió,
nunca quiso ser el secundario
de una película de Richard Curtis,
pero el cobarde huye,
¿verdad, mirada triste?,
el cobarde escapa de la realidad y soporta
el silencio avergonzado.

Cobarde es quien se esconde,
quien se oculta tras las sombras,
inquieto...

Nunca supo el cobarde de su cobardía,
siempre confundió la prudencia con la arrogancia,
la falta de horizontes con el aburrimiento.

Siempre supo que frente a la nada
elegiría el frío antes que el vuelo.

martes, 19 de noviembre de 2019

Es un día largo, se presenta gris, húmedo,
denso...
lo encaro algo cansado, con el gesto propio
de quien arrastra sus traumas
por el barro.

Si, es uno de esos días, pringosos y elásticos
como la melaza, como la miel,
como el pasado...

Me enfrento a la mañana con heridas en los dedos,
cansado de gestionar las convenciones sociales
de tragar desprecio,
cansado de pasear por la sombra.

Cinco minutos, no necesito más,
cinco minutos para pensar quién soy,
para hacerme fuerte, para creer en mí,
cinco minutos de egolatría, de autoerotismo virtual,
es como vomitar cuando llegan los aplausos,
como soñar con imágenes que se funden
y desaparecen,
imágenes que te muestran alternativas
que nunca serán,
que nunca serán,
nunca...

Cinco minutos, en el fragor de la miseria intelectual,
cinco minutos para levantar versos de cartón-piedra,
estúpidos versos que ascienden como el humo negro,
despiadados versos sin valor alguno,
apenas palabras que se asocian tendenciosas,
en busca de una profundidad errática, caduca:

Un corazón, un pequeño y frío corazón
de chocar contra muros de niebla
licuó en negro petróleo,
su dueño es un autómata de voz desnuda,
busca vida en las insondables grietas de la desesperación,
un errante que se estrella contra el rocío
de la mañana, y empapela
el atardecer,
con recuerdos que nunca existieron...

Mentiras y más mentiras,
fuegos de artificio,
cinco minutos.
Sigue el show:

Saborear el dolor,masticarlo,
sentir como penetra por los poros,
hacer del trauma religión,
no religión del trauma,
convertir en pálidas caras, manos macilentas
el envoltorio,
mientras suena el Black Parade y aspiras inconformismo,
y buscas entre el puñado de calles conocidas
un muro contra el que estrellarse,
o un cuerpo, frágil y delicado,
pelo negro, grandes ojos, rojos labios,
una sonrisa inquietante, dibujada a carboncillo
por el enterrador que resolvía el vuelo de las golondrinas
con el casio-calculadora que le robaron a Martha Thunberg...

Los cinco minutos se expanden, es evidente,
alcanzan masa crítica y se desperezan,
da igual, es lo mismo,
es tiempo suficiente para despejar de telarañas
el peor de mis temores:

Mi magia ya no te hace efecto.

domingo, 20 de octubre de 2019

Iberia

Una mujer camina por el desierto,
su pelo negro,
como pluma de cuervo,
se enreda en el cálido viento,
la mujer deambula cansada,
arrastra el polvo,
levanta paisajes efímeros de niebla seca,
sus manos son húmedas llagas,
llagas que dibujan mentiras
en las piedras.

Cerca,
muy cerca,
las fronteras se vuelven férreas,
espinas de hormigón se alzan,
separan al verdugo de su presa,
cortan para siempre la esperanza
en un nuevo mundo.

Es la hora de las iluminados,
en la noche más ardiente,
columnas de humo negro se alzan,
vomitan partículas de oscuridad.

Es la hora de los elegidos,
la hora de los destinados a gobernar las cloacas....




Un hombre camina por el desierto,
son sus ojos los de un gato ciego,
y sonríe.




.

domingo, 13 de octubre de 2019

SAMBRE


He salido a pasear por la senda de los melancólicos,
me resulta gracioso
cómo los ojos rojos
de las jóvenes vírgenes
recorren inquietos
las imágenes
que generan
mis
pensamientos,
es una de las razones por las que me gusta pasear.

La noche ha ido desperezando sus gélidos brazos,
aprovechando el impulso
para susurrar caricias de otoño a los murciélagos,
es un momento sublime
en una noche como esta,
engalanada con la brillante perla selenita,
la primera de octubre,
la que muestra el camino al amante invierno.

Ansío la fuerza discontinua
del palpitar de mi corazón,
ansío la banda sonora
que siempre me acompaña
en pasajes en rojo,
blanco y negro,

como las ruinas del Madrid de los Austrias esparcidas en mis entrañas.

sábado, 28 de septiembre de 2019


Puedo recordar el momento exacto,
la génesis de esta aventura,
el serpenteante camino de grafito y arcilla
tembloroso...

Enmudecieron las musas,
el silencio se hizo hormigón,
y mis manos fueron llagas
golpeando la puerta,

así me di cuenta....

Siempre han tenido razón
esas voces en mi cabeza,
que en ocasiones me intimidan,
que me susurran mentiras
disfrazadas de certeza,
una sobre otra como una presa que contiene
el sudor que genera el pánico.

Nadie puede hacerme más daño que yo,
en eso soy maestro,
y en huir por el parque La Quinta
despejando mis angustias en las caderas
del olvido.

Ni musas, ni heridas,
ni pétalos de sal,
ya no queda nada...

Los versos se marcharon,
se aburrieron de marcar el camino,
convirtieron el rumbo
en una cinta de Möbius
dejándome mareado y solo.

Perdido en un laberinto invisible,
las paredes son de viento...

Es la hora, compañeros,
la hora de cerrar el puño y golpear el teclado,
de desgastar los ojos y las manos,
de cercenar las ilusiones,
de descartar las salidas.

De arrancarme del alma las ganas,
de enfangar las neuronas...

Mira esa nube, blanca, redondeada.

Tiene la forma precisa, modelada por el viento.

Ambos sabemos que esa nube posee en su interior
tardes de asombro, también tardes de llanto,
no te importa, no te importa demasiado,
lo sé porque me sonríes,
pones tu cara de "estás loco",
entonces veo a Dios en tus ojos.

Mira el espejo,
cien mil esquirlas concéntricas conforman un puzzle
curioso,
a veces el puzzle soy yo, otras veces eres tú,
la mayor parte de las veces son desiertos de polvo.

El día que me susurraste:
-mírame a los ojos-,
ese día dejé de buscar hormigas en la tarima,
me convertí en hormiguero
discreto, silencioso hormiguero
que nutre de sombras minúsculas
los rincones del alma.

Mis hormigas roían la carne putrefacta
de Baudelaire, de Apollinaire,
-de cualquier gilipollas acabado en "-aire" -.

Mis hormigas excavaban estadios en los márgenes de los libros,
vomitaban sus palabras sobre mi oído,
y yo me adaptaba a las fantasías
de absenta,
añorando un mundo que no existía.

No pusiste reparos a follar en aquella callejuela
de Montmartre,
pero ya no me mirabas como si estuviera loco,
y mis impresiones volaron desnudas por un cielo de esparto,
presentí las mentiras como frases amables,
comencé a malinterpretar el estado de las cosas,
las palabras aéreas...


....dejé de ver a Dios en tus ojos.

sábado, 31 de agosto de 2019

No distingo el sonido de las sirenas de los llantos de mi cabeza,
tiemblo, con el pañuelo tiñoso y amarillento bajo las sábanas,
cementerio de esperma, triste opositor a feliz insaciable.
Mañana será uno de esos días en los que no amanece,
me sentiré un privilegiado por tener la capacidad de elegir,
de sostener en una mano el futuro
en la otra el papel higiénico.

La nube se esfumó sobre las cuatro,
sus ojos eran péndulos cuando se abrió el cielo
y escupió bilis de rata,
aún así debí pasarlo bien,
un cerco de humedad en el colchón
y unas colillas de yerba indican que tocamos fondo,
si, debí pasarlo bien,
entre conciencias...

Ahora me transformo en pared,
en pared sucia con grietas y gotelé,
me desconcho a cada golpe de tos,
y dibujo caras de muertos con esputos de sangre
mientras siento como el techo cede segundo a segundo,
y sonrío al encontrar imperfecciones
en el espejo de la pared de enfrente.

Siempre repito la misma jugada,
lanzo los dados en este bucle de mierda,
y espero el impacto de la granada
en el óxido de mis arterias.

lunes, 29 de julio de 2019

El humo se torna negro, ya no está en el horizonte,
se acerca el atardecer
y mis versos se derraman
en una cascada de mentiras,
no necesito mirar a través de la ventana,
para sentir que el mañana
es un puto traidor,
que har´´a desaparecer como por arte de magia,
toda la rabia.

Podría escribir cualquier cosa,
sinceridad a manos llenas y vomitar mil estupideces,
incluso crrerme un dios,
pero resulta más fácil descender de los edificios
en caida libre, tirándome de cabeza
en la piscina de asfalto.

No es nada personal si reconozco que hay días
que vendería mis venas al diablo
a cambio de nada,
porque es cuestión de temperamento,
y buscar la autodestrucción para alejar lamentos
es una forma de ser.

Qué coño sabrás tú de certezas y de inventos
de caminos, de calles, de barrios,
me pregunto mientras hablo contra mi voluntad,
qué coño sabrás tú que sólo te miras el ombligo
y pretendes ser el reflejo desquiciado
de un mal espejo.

Echo de menos la lluvia, y el olor a tierra mojada
que diluye recuerdos añejos
por las calles de Madrid,
y es que hoy me siento lluvia,
me siento gota mojada que resbala por tu cara,
que se seca sin llegar al charco.
Hace calor en la reserva,
ni las putas hormigas salen hoy de sus agujeros.
Gina de la familia de los Perros se masturba en el sofá,
es retrasada, le gusta darse placer, lo hace de manera inconsciente,
su madre era politoxicómana,
murió de sobredosis cuando ella a´un no había nacido,
la sacaron de su vientre a navajazos.

Su abuelo, Perro Gris, fué hace tiempo el jefe de su tribu,
ahora recuerda a su hija muerta,
y mira hacia otro lado cuando los paletos del pueblo
vienen borrachos a follarse a su nieta.

Unos pavos más para bourbon.

El camino de tierra serpentea desde el poblacho,
desde lo alto del cerro la polvareda anuncia visita,
Perro Gris silba y Gina sonríe mientras saca sus dedos húmedos
de la entrepierna.

- ¡Avisa a tu tío, zorra retrasada!
grita desde el porche el viejo indio.

Gina corre colina abajo, hacia la caravana,
allí descansa Koda después de la borrachera,
es camello, pasa meta cerca del casino,
vuelve a casa de madrugada, bebido y caliente,
a veces se folla a su sobrina sobre el colchón mohoso,
y Gina pone los ojos en blanco y abre la boca
mostrando los dientes amarillentos y retorcidos.

Koda carga el rifle y sube tan rápido como puede,
la camiseta sucia se adhiere a su enorme tripa,
sudoroso, jadeante, alcanza la altura de Perro Gris,
y apunta al coche que se acerca.

- Si vienen a por la niña la pasta por delante-
dice Perro Gris.

Koda sospecha, es un coche lujoso, no es ningún paleto
del Mayflower.
-Esos vienen por otra cosa, Padre-
y con el esfuerzo de un oso infartado se sube al tejado.

Cuando el coche se detiene en la entrada Perro Gris sale al paso,
los cristales tintados, el motor apagado,
del metal del capó una distorsión ondula el aire,
salen dos indios, enormes,
de negro impecable, camisas blancas
corbatas negras, el bulto sospechoso de un arma
a la altura de las caderas.

Del asiento del copiloto se baja Unktehi, de la tribu Lakota,
dueño del casino, sonríe y su sombra se alarga,
Perro Gris tiembla al reconocer al kee-wakw.

Gina sale corriendo a su encuentro,
Unktehi le raja el cuello al llegar a su altura.


- Ya se derramó la última gota de inocencia-
aulla el hermano lobo,
-Se unió con el gran espíritu el último rayo de luna-
graznan los cuervos.


Koda dispara dos veces a los pies de Unktehi,
no es tan imbécil,
los hombres de negro sacan bidones de gasolina,
los lanzan al interior de la casa.

Perro Gris lamenta entonces su pacto de juventud,
mira al kee-wakw, asiente,
se derrama el contenido de uno de los bidones,
no recuerda que su hijo le cubre desde el tejado,
enciende su viejo zippo y se lanza al interior de la casa.

El coche se aleja por el camino, dejando tras de sí
la fuerza purificadora del fuego,
el humo negro que asciende
dibujando la eterna sonrisa
del diablo.



* Kee-Wakw
Esta figura mítica es llamada también Giwakwa, Chenú o Kiwakwa, y pertenece a la tribu wabanaki (cuya traducción podría ser “Amanecer de la tierra” o, “Pueblo de la primera luz”), cuyos territorios actualmente corresponden a los estados de Vermont, Maine y New Hampshire.
Un kee-wakw podía pasar por un ser humano normal hasta que se enojaba, entonces se convertía en un gigante con enormes colmillos, más alto que los árboles, y a quien le encantaba el sabor de la carne humana.
Si tu magia ya no me hace efecto, ¿cómo voy a continuar?

martes, 2 de julio de 2019


La sal de mis cadenas se abrazan al metal
y se quiebran con el gesto de mis manos
al acariciar
las letras de este teclado
que hoy pretende sonar,
para vomitar mis traumas
y envolverlos en cristal.
No hay un Dios que nos afixie,
ni demonios que exorcizar,
no existe más que una nada
que avanza por avanzar.
Dejemos de sernos fiel,
a los ojos de la luna,
y dudar de la fortuna
de los que parecen querer,
no es una carta oscura,
ni siquiera una canción,
no transcribo versos entre suturas...
Ya finalizo esta mierda,
no hace falta decir más,
ni mentiras ni susurros,
me tocará despertar...
Despertar atado sólo,
con mil eslabones de sal,
y llorar agüita dulce
si recuerdo lo que es llorar,
después seguiré dormido,
fingiendo ser uno más
hasta ahogar mis gritos
donde los pueda ahogar...

lunes, 6 de mayo de 2019

Me gustan los cómics,
siempre me gustaron,
y disfruto como un niño con las películas de superhéroes.
Tal vez no sea acertado verbalizarlo,
tal vez no sea apropiado,
pero es la verdad.
A veces cuando me miro en el espejo
apenas puedo recordar cómo era entonces,
cuando realmente creía que el mundo
se podía explicar desde los tebeos,
cuando sabía quién era el malo,
y poco importaban sus razones,
era su naturaleza.
Ese niño,
ese niño gordo y estúpido
debió perderse en las calles de Gotham,
y jamás volvió.
La parte vacía que desde entonces
se arratra por las realidades aparentes
no es más que un castrado emocional
que pasea cojeando
por el lado casposo de la vida,
un Allan Felix que observa la escena
sin interactuar,
que digiere las matanzas en televisión,
y sólo se indigna si las víctimas
se parecen a los protagonistas
de sus series favoritas.
Hoy medio mundo se muere de hambre
para que el otro medio
pueda subir fotos de sus abdominales en Instagram,
y nos llevamos las manos a la cabeza,
y nos hacemos los indignados
cuando alguien se inmola en la vieja Europa.
Soy el rey de los hipócritas,
portavoz autonombrado de los superficiales del alma,
miro hacia el norte si el hedor del sur
me estropea la mañana,
soy el fiel esclavo de la arrogancia.
Las líneas que separan luz y oscuridad
se prostituyen por falta de perspectiva.
¿Cuándo olvidamos que somos animales?,
¿cuándo olvidamos que somos incapaces de amar
más allá de la puerta del dormitorio?.
Me gustan los cómics,
siempre me gustó saber que hay personas
que sólo quieren ver el mundo arder,
aunque no sea cierto.

jueves, 25 de abril de 2019

Viernes de San Miguel,
desde la turbia luminiscencia del espejo
Walter White cocina su pócima,
observas la escena
tendida en el sofá,
en camiseta y ropa interior,
acaricias el mando a distancia,
se desliza travieso entre tus piernas.

Respiro la escena,
inhalo,
ascenso primario, desnudo,
aislado.
Entre árboles perdido
en este manglar de cemento,
me alzo impertinente
bajo el cielo ceniciento.

Las olas impresas en tu muslo
se erizan,
cobran vida las blancas espumas,
y el algodón se oscurece,
arqueas la espalda,
titilan los astros a lo lejos
mientras recitas mis versos
mas tristes,
aquellos que intento descifrar
cuando haces fuego en mi alma,
un recurso caduco que se desprende,
mientras desciende el cuerpo
de la babosa
por los espejos castrados
y susurras un "te quiero".

Una mentira.


Una mentira suave
y ácida,
como tu coño,
cuando murmura agua
al roce de mis labios.

sábado, 6 de abril de 2019

Me sonríes desde el umbral, es una sonrisa dulce, cálida, casi homicida...

En la calle está lloviendo,
Madrid no se merece esta lluvia sanadora,
pero llueve,
y las golondrinas, recién llegadas del reino de Golondria,
se esconden entre las hojas aceitosas de los árboles.
Sabes que siempre soñé con ser gato,
y me miras,
buceas en mis cloacas,
sabes que pienso en desnudarte,
que añoro el sabor de tus jadeos,
el contorno desquiciante de tus labios verticales,
y mantienes la mirada disfrazando de tristeza
el asco que te produzco.

No podría tenértelo en cuenta.

En Madrid sigue lloviendo y los edificios se estremecen,
no son charcos lo del asfalto,
son pozos de lágrimas de ojos mortecinos,
miento si digo que son los míos,
los chicos no lloran,
vuelvo a mentir,
soy yo el que no puede hacerlo.

Escucho los susurros del viento,
envenenan los mentideros,
eras el látigo que buscaba ulcerar la podredumbre,
lo intentaste al menos...

...y se agradece.

Tal vez el reflejo que vomita el espejo es tan sólo un motivo,
un destello de crudeza adherido en la fina piel del miedo,
y tú sólo quieras acariciar mis manos,
besarme las mejillas,
mientras prosigo en el empeño de derribar imperios a cabezazos,
tiñendo de rojo las aceras,
regando las flores raras,
impotente ante la descarnada bofetada de tedio
que esquivo cada noche.

Descienden mis pensamientos desde la cima de este montículo,
y se desvanecen las ideas, traicionando uno a uno
los preceptos morales que jamás me creí,
quisiera destrozar el coche contra la pared,
como en aquella película de Fatih Akin,
o perderme en las Cascadas del Purgatorio
con una botella de Bourbon y una caja de diazepam,
tal vez sea sólo un cobarde que se siente aislado,
un botellazo en la boca,
un retrasado que quiso adentrarse en la profundidad de tus ojos
y quedó atrapado en la imposibilidad.