Aburrido,
espeso y aburrido,
un altavoz desimantado que vibra
sobre sus sombras.
Perezoso onanista de estatura media
que devora las mentiras
del egoísmo.
Un modelo de ciudadano borroso,
de los que no da el perfil
para comerse el mundo.
Un tramposo indignado con el tiempo,
una plañidera de saldo
que busca penas es el espejo,
la razón del suicidio de las moscas.
En esas oquedades habitamos,
my darling,
en la incesante búsqueda
del pájaro del paraíso,
en la incontrolable necesidad de dolor,
en la inquebrantable fé estúpida
que supura restos de alma.
Problemas del primer mundo, supongo.
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