miércoles, 15 de enero de 2020

- Fantasma-



Esta noche la luna baña de sombras la ciudad,
escondites certeros en los que me sumerjo,
en los que me acomodo y observo
cómo la vida fluye,
universos envasados que van y vienen .

Me gusta convertirme en sombra,
me gusta traducir los gestos,
los detalles,
inventar las circunstancias de cada uno,
y soñar que soy persona,
que soy animal político, sociable,
capaz de convertir a los desconocidos
en emocionantes aventuras.

Esta noche
un pequeño banco en la plaza de Tirso es mi trinchera,
no muy lejos el barrendero de bronce
me guiña un ojo,
inmóvil desde su posición me contempla,
es el único que advierte mi presencia.

Desde mi escondite veo la salida del Metro,
gente que busca gente,
gente que huye de la rutina genocida,
o que regresa a casas prisión,
y sonríen.

Gente desubicada que esconde su malestar
bajo la calidez de una bufanda de lana.

Veo amigos que se encuentran,
se abrazan, se besan,
se reúnen y dirigen sus pasos al bar más cercano,
una pareja de jubilados aparece
tras las puertas del ascensor,
cogidos del brazo disfrutan
del frío camino al teatro,
un padre de familia resopla,
lleva a su hija a hombros,
cansada de navegar por un mar
de sargazos humanos.

Ahora es un cuarentón el que surge
de las escaleras mecánicas,
está gordo,
rapado para disimular una calvicie que no acepta,
lleva un abrigo gris,
guantes con los dedos recortados,
parece triste,
infeliz,
tiene cara de poeta,
espera durante unos minutos consultando el móvil,
se inquieta...

...imagino una cita misteriosa,
imagino que una hermosa joven le observa
se gira y se marcha.

Unas argentinas conversan con un chico
que reparte flyers,
señalan hacia la calle Huertas,
al poco se marchan,
esta noche será para ellas
música, sexo, diversión...
exprimirán el lado canalla
de una ciudad insomne,
una ciudad sin ciudadanos,
donde el foráneo es nativo,
y los madrileños no existen.

Desde mis sombras resuelvo abandonar el espionaje...

...aún incorpóreo,
cruzo la plaza tratando de incomodar a los vivos,
atravieso sus cuerpos,
susurro mentiras piadosas,
avivo recuerdos dormidos...

...después me camuflo en el frío,
imagino que existo,
y sonrío al sentir el calor del vaho,
como besos invisibles.

No hay comentarios:

Publicar un comentario