lunes, 9 de abril de 2012

EN EL VALLE

Es un momento tranquilo, 
ausente del nervio que la intemperie ofrece.
La luna baña con su luz hipnótica el fondo del valle, 
a ambos lados oscuras paredes de maleza 
abrazan la imagen y la protegen del viento. 


-Dios de los cielos, 
baña el valle con tu sangre divina,
siente cercana la oración del mundo
que se oculta tras la barbarie del hombre-


Duendes y hadas se protegen del agua,
cubren sus pequeñas cabezas con las hojas de los árboles, 
algunos se esconden entre las desmoronadas piedras 
de algún caserón en ruinas, 
se asustan con los truenos, 
se acurrucan y rezan al dios de la lluvia, 
le cantan antiguas canciones 
que han de calmar su furia.

-Dios de la lluvia, dios de vida,
cubre los montes con tus caricias,
abraza al pueblo ahora escondido,
protégelo de miradas maliciosas-

Las gotas repiquetean  inquietas, 
son campanillas alegres que roban canciones
a los seres que habitan en las sombras.
Se palpa el olor a tierra húmeda, 
se saborean las notas musicales.

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