miércoles, 25 de septiembre de 2013

Periódico: Sección política

Tiene su gracia,
la mala ironía, digo,
que del resto
ni gracia
ni ostias.

Es muy bizarro provocar
desde la comodidad del aposento,
masturbándose con las palabras
adoptadas para lastimar al prójimo.

Y tal vez no ofenda la verdad,
tal vez sea cierto lo que expresa
el rapsoda desde su trono de hojarasca,
tal vez reír, escupir,
vomitar sandeces y letanías
sean el más potente ingenio
que el desalmado conoce.

Siento lástima por aquellos
que se creen superiores,
una lástima negra,
de la que muta
y se vuelve desprecio.

Sigamos engalanando el alma,
que ya vendrá quien con monsergas
pretenda brindar el absoluto
de todas las sentencias.

Y mientras tanto,
hagamos de lo nuestro lo único,
de la sociedad, un ornato,
de las adulaciones, evidencias,
de las críticas, enemigos.

Y  sabed,
que a humildad,
no me gana
ni Dios.

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