martes, 19 de mayo de 2015

Este domingo vamos al teatro,
-atención, spoiler-

Vamos al teatro.

La función tiene un final predecible,
las putas cobran sus dorados sobres
con las huellas sucias del estercolero
impresas en el dorso,
y personajes secundarios mueren asfixiados
bajo el peso vergonzoso del papel barato.

Vamos al teatro.

En el palco el Sexto acariciará
la vulva de la cortesana
- ¡maúlla  gata persa!-
entre sus labios un cigarro puro liado
con las páginas de la Democracia.

Vamos al teatro.

Tendrá momentos de alta comedia,
de enredos y disparates,
de hooligans y seres unineuronales,
y aquellas escenas tristes
donde el héroe muere abrazado
al cadáver de un futuro mejor.

Obra coral de hipnotizadores y trileros,
arrogantes vendedores de incapacidad crítica,
se girarán las puertas,
y desde lo alto de la torre Foster,
defecarán sobre los viandantes
mientras se carcajean
con la manos llenas de mierda.

Declamarán con sonrisas un Mein Kampf políticamente correcto,
sin judíos ni gitanos, solo obreros en diferido.

Una obra con cierto tufo a Esperanza.

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