Se hizo la noche en tu cara...
Las ventanas están cerradas,
el viento gélido penetra por los ventanales rotos.
Mis ojos funcionan en luminoso blanco y negro,
y un charco oscuro dibuja profundidades
en el suelo.
Tus fotografías mueren en la papelera, tus labios,
tu pelo, tu alma, todo el conjunto sumido
en la frustración de un olvido que no llega,
que se niega a serenar las palpitaciones desesperadas
de mi pecho.
El suelo muestra las marcas
de los orgasmos,
cada baldosa que rozó tu piel
fue bendecida por Baco,
cada perla de sudor
evaporado,
cada lento suspiro,
cada susurro...
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