La realidad:
sin la franqueza de mis palabras
me encuentro en un arrabal atronador,
perdido y mareado entre la incertidumbre
y el desasosiego.
No merece la pena tratar de crear,
no merece la pena esparcir la sangre
en un teclado trabado y deshonesto,
no merece la pena,
es una merma de tiempo,
eternamente vacío, sin veredictos,
sin tregua,
es más viable maldecir todo lo que me inquieta,
cerrar los ojos y alterar alter egos
con la pedantería de mis intenciones.
Pero pasa el tiempo,
me envuelve y navego por él
prescindiendo de las riberas que baña,
me disgusto y tiemblo,
enlazo decepciones,
y me lastima la candente sensación
del agotamiento moral.
Tal vez de igual,
cada uno teme por sus propias quimeras,
ya es hora coronar el sumidero,
desafiar a los demonios de la vanidad
y demostrar sumisión al señor del olvido.
Excelente poema, también tu blog, me ha gustado pero no tengo idea cómo agregarte, jajaja. Saludos
ResponderEliminarMe ha hecho mucha ilusión recibir un comentario tuyo en el blog. No se como va lo de agregar pero creo que es alguna cosilla que tengo mal configurado, lo miraré.
ResponderEliminarUn abrazo Liz.