sábado, 8 de diciembre de 2012

BAJOS FONDOS


Las paredes filtran la humedad enfermiza de las calles,
el suelo pegajoso, la puerta forzada, puedo escuchar el murmullo
entumecido del tráfico, alguien solloza, gritos de impotencia
se licuan en el aire y caen, como gotas obscenas de rocío
sobre los espinazos retorcidos de los transeúntes.
Arañas grises recorren mi espalda herida, rasgada.

Una alarma suena.

La habitación se cubre con el pestañeo purpúreo que advierte el acceso al averno.

El aire extiende el hedor a ceniza, me incorporo,
desato la goma del brazo, enciendo un porro
y alzo la mirada hastiado al funeral de almas,
la vida se anestesia bajo su umbral, el hombre
se desvanece, su interior, demolido, aplacado,  
se duerme y detiene el devenir de los acontecimientos.

Los dientes caerán, no importa,
los ojos serán tierra yerma, no importa,
muertos vivientes, cercándote,
muertos vivientes que germinan,
que brotan en los descampados,
malas hierbas malgastadas, sin valor,
sin fuerzas para soñar, sin fuerzas.

Una mentira,

Una imagen cruza mi mente,
una ráfaga sepia y ajada,
me permito esbozar una sonrisa
sin otorgarle sentimiento al gesto,
me permito recordar…
que hubo otro tiempo, otro yo,
otras calles....

Y vuelvo a delirar…





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