Entiendo tu forma de ser...
sé que en el fondo, una envoltura de ansiedades
recubre la réplica proporcionada
para cada duelo que persigues ganar.
Te conozco, te digo,
y desde el mismo instante que germina en ti
el concepto del cambio,
pequeños vendavales eléctricos,
intrascendentes envites disparatados,
implantan un enérgico espejismo capaz de arrasar
ilusiones.
Desidia parcial en una ingenuidad
turbia y sutil,
Tú vives de aversiones,
de rencores,
de desiertos,
y a tu manera has encontrado un ecosistema viciado
en el que respirar.
Es una verdad a medias,
como la vida misma,
una verdad en la que omites tu parte de culpa
y racionas maldiciones sin sentido.
Una lástima,
una condena en forma de mínima expresión
que se diluye en el océano espeso de tus lacrimales.
Ahora, tal vez sea tarde,
pero es Navidad y en momentos así
somos quebradizos,
somos la piel de una gota de lluvia
rozando violenta contra el viento.
Y sé que tú me sientes,
sé que presente tras esta combinación de imágenes y símbolos
estás,
conservando con vida un pedazo de existencia
que inmolamos sin razón.
Y sé que sabes,
que hablo de
amistad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario