La luz de la farola se filtra por las rendijas de la persiana,
amortiguados los automóviles se comunican en la principal,
el cielo hace horas que es de un gris luminiscente
y el teléfono móvil duerme eterno en un cajón del despacho...
Apago el portátil con los ojos ardiendo,
en la calle debe hacer frío, cojo la chaqueta,
aquella de pana marrón que llevé al entierro,
las escaleras, otrora un segundo se vuelven mundo,
y cada peldaño me recuerda las veces
que descendimos juntos, las veces
que ascendimos juntos, las veces
que fantaseábamos con tapiarlas
y vivir el uno del otro, alimentándonos
de gemidos, orgasmos y tequila.
De la portería sube la voz clara de Billie Holiday,
sonrío, de la manera inconsciente que tú lo hacías
cuando sabías que actuaba cerca Javier Crahe,
y me odio por ello...
...porque no consigo que lo cotidiano desaparezca
del envoltorio que te convierte en fantasma,
y vuelvo por las escaleras colérico,
buscando entre los cajones algo de anestesia.
entre los cajones algo de anestesia,.. una anestesia temporal, porque el dolor del corazón y lo cotidiano tarda en volver a su curso. O mejor dicho en buscar un nuevo caudal.
ResponderEliminarBesos
Cierto, anestesia temporal, un parche para no enfrentarse a la realidad, mala medicina...
EliminarGracias por pasarte Sandra y dejar tu huella.
Besos