jueves, 31 de octubre de 2013

La vida es tránsito, 
pasan los días, 
las semanas, 
la gente se enamora, 
tienen niños, 
muere
varían los ritmos, 
tienen niños, 
se enamora,  
muere…  

...en cada sitio, en cada jodido rincón del planeta, como dijo Jonh Paul en su tediosa canción: Love is in the air, flotando inconexo junto a partículas de fraude y muerte. 

La vida fluye, decía, como fluyen los ríos que van a parar a la mar -obviamente esto no es mío- mas de un tiempo a esta parte enormes presas ralentizan el curso, lo transforman en un merodear ilógico, incoherente. 

Tiendo a pensar en la sucesión de acontecimientos como un acto lineal e individual,  una superación de momentos vacíos, como una novela narrada en primera persona donde el protagonista excluye al resto de personajes, absorbe su  profundidad, los transmuta en entidades planas, mecanizadas, que repiten sus gestos habituales, unidades animatrónicas que recargan sus baterías por la noche en un almacén oxidado

Es un ostracismo inmaterial,

semejante  al  oscuro miedo, 

la negación de la sociedad,

el más exquisito destierro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario