El día cae, a plomo, el cielo se oscurece y se retuerce. En la sucia costra de polución brillan, anaranjados y rosáceos, los horizontes...
Sordos golpes se repiten
tras las sombras de la ciudad,
miles de palomas alzan el vuelo al unísono,
el cristal de ámbar parpadea
y plantado,
con mis pensamientos,
espero....
Sopla el viento,
dulce carbono que adormece mis ansias de gritar:
¡durmientes!
¡durmientes!...
...la calle repleta de cabizbajos seres,
cae la noche...
El cielo es amarillo, polvo fluorescente en suspensión flotando con los muertos sueños de un millón de almas.
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