viernes, 22 de noviembre de 2013

Noche III

Suenan las campanas de madrugada,
la vibración me compone y suelda los pedazos rotos,
en la calle hace frío, un frío misterioso
que agudiza los sentidos y acelera el pensamiento.
Camino por las calles semidesnudo,
como un dios deforme y violento al que todos temen,
marco las calles con sangre de cordero
dibujando bodegones con las manos.
Los pájaros me observan hinchados,
ausentes sobre los cables del teléfono,
Los gatos me miran con lástima,
parecen comprender que fui un gato malvado 
que se ha reencarnado en humano,
les llamo, me miran, y se asustan.
Vuelvo al santuario,
entre velas de miel y canela y música de Johnny,
mi cuerpo se desploma sobre la frondosa alfombra,
mi mente lo hace a menor velocidad,
coinciden ambas en el suelo, balanceadas
por el rumor de migrañas.

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