lunes, 30 de diciembre de 2013

Me muevo entre las grises
farolas
del monte del destino,
como serpiente alada
con manos de seda.

Me vuelvo esparto
si me asaetean
las descoloridas ánimas
de las anchas arterias.

Soy cerezo de media hoja
y cereza de hoja entera,
el sabor de la primavera,
envoltorio del otoño
y siesta veraniega...

...que del invierno queda
la sangre helada,
y un vaho en el habla
como el carpaccio de certeza
o el lenguaje
de los hombros.

Sueño y vigilia,
luz y voz,
silencio, sombra, anhelo,
suerte y desgracia...

...pálido reflejo,
luna pálida...

...y en el intervalo de los nombres,
en el vacío blanco-acantilado
el sabor exquisito
de la distancia.

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