martes, 4 de febrero de 2014

Todo se derrumbó en un instante,
el drama se deshizo de las circunstancias,
fue un poderoso instante de fuga
bajo los húmedos soportales,
una nueva fundación,
la caída del arcaico espectro,
un suceso exclusivo
consejero exquisito del nuevo trance.

Descendiente de  antiguos cielos  y caminos equivocados,
de la metamorfosis ulcerante que nos trajo la resurrección,
de un horizonte en inquebrantable implosión,
de manos deformadas, llagas y moratones,
del viejo sudario de cáñamo humeante…

…Heredero del desconcierto y la desidia
nazco de los escombros,
sin recursos,
sin pasado,
con un hábito de descrédito y la sangre fatigada
en la entrepierna.

Extingo las virtudes
con la luna cautiva del fulgor de mis ojos,
campeo con juramentos y enigmas,
la realidad es tan necia que  tolerar su presencia
es cobarde y aburrido,
buceo entre organismos de alivio y olvido,
gusto de sus manantiales,
de sus pezones multiformes,
arrastro y me dejo arrastrar,
sin esperar esperanza,
sin dudar del apetito,
aboliendo cualquier sensación extraña al placer.

La mañana me devuelve la luz,
bajo las persianas,
ya no recuerdo nombres,
credos o razas.

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