sin evasivas ni rencores.
Desorientados hemos tejido
un manto de estrellas
con hilo de papel de plata,
para evidenciar más tarde
que no existe el Universo
más allá de nuestro tiempo.
Intuimos y confesamos,
perpetuamos la forzada cadencia
en la comedia construida
cuando apenas permanecen los despojos
de un sentimiento oxidado.
Entre tu mirada esquiva
y mi mirada
se derrama antimateria,
entre mis ganas
y tu apatía
la gran tormenta de recelos,
masturbaciones mentales,
aullidos de auxilio
que vomitan sangre
con cada fonema…
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