sábado, 8 de marzo de 2014

Silenciosa la sombra se arrastra por las calles torcidas del futuro, 
su rostro se muerde los ojos y sonríe,
la pared refleja el orgasmo equidistante entre la realidad
y el fuego....

Mueren las coquetas moscas dentro del mar de formol
el rectángulo que agoniza calla,
el sol de media tarde vomita espejismos
sobre el marmóreo suelo del panteón
que habito.

La brisa caníbal arrastra entre motas ese olor,
como de tierra mojada, de esperanzas,
se divierten con su baile, suben, bajan sin parar,
se entrelazan y amenazan con perderse para siempre
en el sumidero de los recuerdos fingidos.

Yo asiento desde el cuerpo que vive mi vida,
diluyo en los marrones iris la esencia cristalina
del reinicio,
pura tristeza sin sentido, pura monotonía,
voces de experiencias indefinidas
ahogadas por las dudas...

2 comentarios:

  1. no podemos desprendernos de esa monotonía, los destornilladores de estrella se extraviaron en la ciudad de hielo

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  2. Gracias por tu visita, Sandra, tu comentario encierra más poesía que el poema comentado :)

    Un abrazo.

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