Despierto, me tenso,
sudoroso me aferro al húmedo colchón
y aprieto los ojos ahogando la sal
que desbroza mis pupilas.
La sangre es espesa y detiene su cauce,
un hilo de oro rasga
la costra del inmenso vacío,
mientras,
concentro las energías
en menguar,
las arrugas de las sábanas
son dunas de níveas trazas,
resisto el puñal del tiempo
y en posición fetal consumo
la consciencia
en píldoras de 10 mg.
La etérea arena del blanco desierto me ahoga
y no hay estelas doradas ni tambores lejanos a los que atender,
soy la ridícula intersección del olvido y el aburrimiento,
minimizado en el interior de un mar en calma.
Se me hizo un maremoto I :), qué bueno es pasearse por aquí, abrazo, Luna.-
ResponderEliminarLo bueno es leer un comentario como el tuyo Luna.
ResponderEliminarGracias por tu paso, un abrazo.