martes, 3 de febrero de 2015

Apareces como la melodía de una canción triste.

Conduces un coche pequeño,
azul,
como el destello de tus ojos años atrás
bajo la cálida lluvia de primavera.

Hoy llueve también,
pero es esa lluvia de febrero que cala los huesos,
y tú no me reconoces entre la gente.

Me detengo en el paso de cebra,
todo un segundo,
todo un mundo,
estás preciosa con el gorro de lana
y el flequillo negro, liso, acariciándote las mejillas,
los labios rojos contrastan bien
con la blanca luz de tu rostro.

Me oculto bajo la capucha del abrigo
con un calambre sordo en el estómago,
aprieto el paso.

Desde la esquina te veo desaparecer.

2 comentarios:

  1. Siempre el miedo a que nos arrolle el coche, en el paso de peatones tenemos preferencia....

    Me gusta ese ingrediente de melancolía que siempre encuentro en tus versos.

    Un abrazo

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  2. Gracias Sandra, no hay que fiarse mucho de la preferencia, que hay cada loco por ahí... :)

    Un abrazo.

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