miércoles, 22 de julio de 2015

De esta cuenta atrás que llamamos vida
ni el misterio de lo que vendrá me interesa,
decaigo en el sofá mientras siento
la humedad del sudor.

Las ventanas abiertas
y la noche que no afloja.

Opto por beber hasta perder el sentido,
buscándote,
porque sólo existes cuando soy feliz
y sólo soy feliz cuando llueve,
o cuando pierdo el sentido.

Te imagino como entonces,
con tus enormes ojos de Carmen Maura
y la sonrisa inocente de quien se siente querida.

Me coges de la mano
- qué gordo y calvo estás-
pero no me sueltas,
el apartamento en metamorfosis nocturna,
y ya no es un nido de soledades.

Vuelvo a la parada del autobús del edificio "B" como un viejo desterrado que se esconde detrás de los árboles e imagina la vida de los transeúntes.

Y así es como te veo, junto a quién una vez fui, enfrentados, bajo un fina lluvia de abril que acelera nuestros corazones.

Aquel día no te besé, tampoco tú me besaste, intuimos el momento, lo saboreamos, pero se escapó entre los regueros de la acera:

"Sabes mejor que yo,
que hasta los huesos,
sólo calan los besos que no has dado"
me cantarías al oído.

Poco a poco el destino y sus putas.

Pasaron los años,
y tu rostro desdibujado se volvía nítido
al recordar

tu sonrisa cuando nombrabas a Benedetti,

cuando escuchabas a Krahe.

Ahora que los dos han muerto,
no sé dónde buscarte,
no me queda de ti más que el nombre,
y el recuerdo de aquella película de Hitchcock.


1 comentario:

  1. Muy triste amigo. Es triste vivir atrapado en recuerdos y que la felicidad solo la de la inconsciencia. ..

    Un abrazo

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