miércoles, 7 de diciembre de 2016


No hace falta vegetar en Las Vegas 
para deambular con un orangután armado 
con dos Smith and Wesson, 
Madrid bien podría ser el teatro, 
y aunque no me parezco a Clint Eastwood 
atravieso Gran Vía con el semblante torcido,
con mi mono de la mano. 

El sol baja la mirada,
arropa de púrpura las sombras de los edificios, 
cruzo Callao sonriendo a las bellas turistas. 

Mi mono y yo 
adquirimos drogas en la calle Desengaño, 
y fumando marihuana 
armonizamos el ritmo de la calle 
con la cadencia de nuestras caderas 
al caminar. 
Nadie se arriesga a cruzar miradas con mi orangután, 
armado y peligroso primate, 
fumado y alocado simio, 
el mejor amigo que un hombre puede tener.

2 comentarios:

  1. Hay lugares que llaman regresar.
    Leyendo y escuchando la lluvia, aunque afuera hay sol.
    Preciosa la nueva estètica. Un abrazo I.

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  2. Qué alegría leer tu comentario Luna, muchas gracias por tu paso.

    Aprovecho para desearte un feliz año.

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