lunes, 3 de julio de 2017

Cuando se apagaron los soles,
el amarillo tinte del gas resolvió fundirse
con el aire,
las formas oscuras mantuvieron firmes sus contornos,
y aquellos cascos de muerte negra,
de titanio y odio,
se enfundaron en pieles tóxicas.

Al compás, corazones distópicos
subieron la vía grande,
sostenidos por el polvo blanco
y las pastillas azules.

En un infierno celeste,
entre adoquines y basura ardiendo,
en formación,
ejercitando los bufidos,
regando de espuma las aceras,
sonriendo con los ojos inyectados…

…y en una esquina,
buscando refugio bajo la débil estructura de un banco,
observo la escena,
tiemblo,
me enfado,
golpeo el suelo con los nudillos ensangrentados,
mientras vuelan las hostias,
como vuelan,
las golondrinas en verano.

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