domingo, 2 de diciembre de 2018

El tipo no para de gritar,
se sujeta los mofletes y babea,
la gente se arremolina a su alrededor,
cuestionan su situación,
demandan claridad en sus expresiones,
recriminan su manera de actuar... 

La señora de la tienda de la esquina
se asoma a través del escaparate,
piensa que nadie puede ver
cómo se masturba tras la cortina,
pero Justino es un viejo verde, 
es capaz de distinguir
el aroma de un coño húmedo
desde la otra punta de la calle,
sonríe y entra en la tienda
con la polla en la mano...

segundos más tarde suena un disparo,
un silbido rancio y azulado torna en música de ascensores.

Justino baila la sardana con una rosa roja entre las piernas.

El centro de atención de la escena,
escapa por la calle de atrás...


Desde la azotea planeo planear
hasta encontrar la salida,
sueño con un aterrizaje perfecto,
con dieces de los jueces
y un hoyo en el suelo.

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