Yo que nunca lloraba,
fui gota de sudor
muriendo sobre tu espalda.
Yo que nunca lloraba,
fui señor de las estepas,
león desorientado
en la Selva Negra.
Fui pasado, presente,
-otra vez pasado-
levante y poniente.
Yo que nunca lloraba,
fui llanto.
Fui cautivo de soledades,
lento y desnudo lamento
en un entierro sin cuerpo.
-Yo que nunca lloraba-
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