viernes, 27 de julio de 2018



Tiempo atrás,
cuando sumergirse en la psiques era un placer culpable,
tiempo atrás,
escribía.
Escribía tu nombre,
recuerdo,
con letras de cenizas,
y soplaba fuerte para ver
cómo se tornaba el azulado cielo
en gris tormenta...

...entonces abrías tus brazos,
sonriente,
y fingías asombro por la cadencia crepuscular de mis palabras.
Sonreías y acariciabas tu clítoris desafiante,
sin parpadear,
disfrutando de la ansiedad que en mí provocabas.

Tiempo atrás no distinguía el sexo del amor,
ambos en tus labios eran uno
y jugaba a resbalar por tus pezones,
a derramar sobre tu espalda las sombras.
Y paseábamos de la mano por las calles de Madrid,
imaginando vidas,
planeando universos,
como dos enajenados que celebran unos segundos de lucidez.

Tiempo atrás gritabas mi nombre por la ventana,
y las sílabas caían a plomo
sobre el asfalto,
de los surcos resultantes brotaban espinosas plantas
que se contorsionaban
y ascendían
tapando la luz del sol.
Y yo,
desde la esquina
abrazaba ráfagas de aire,
perseguía estelas etéreas
sin fijar un rumbo digno de mención.

Tiempo atrás las llamas se tornaron hielo,
las mariposas mutaron en oscuras cucarachas,
y aquel invierno radiactivo
golpeó con su crudeza
el epicentro de toda ilusión.

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