domingo, 13 de octubre de 2019

SAMBRE


He salido a pasear por la senda de los melancólicos,
me resulta gracioso
cómo los ojos rojos
de las jóvenes vírgenes
recorren inquietos
las imágenes
que generan
mis
pensamientos,
es una de las razones por las que me gusta pasear.

La noche ha ido desperezando sus gélidos brazos,
aprovechando el impulso
para susurrar caricias de otoño a los murciélagos,
es un momento sublime
en una noche como esta,
engalanada con la brillante perla selenita,
la primera de octubre,
la que muestra el camino al amante invierno.

Ansío la fuerza discontinua
del palpitar de mi corazón,
ansío la banda sonora
que siempre me acompaña
en pasajes en rojo,
blanco y negro,

como las ruinas del Madrid de los Austrias esparcidas en mis entrañas.

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