lunes, 9 de marzo de 2020

Esta noche
pavesa arrastrada por el Cierzo
soy...
la ceguera de los hombres
buenos me inquieta,
experimento revoluciones suicidas
de un dios menguante,
se esconde tras los versos de diseño
de una generación
que nunca llegó a nacer.
El silencio de las mujeres
resuena como un bofetón a contramano,
me recuesto sobre un río de hielo,
observo como la corriente atrapa los sueños
y los arrastra hacia un mar de escarcha ,
hacia un océano de lamentos.

Y siento cómo la piel, cada vez más fina,
se estría y se rasga.

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