viernes, 10 de julio de 2020

Un espejo compartido por estrellas,
errantes ráfagas de luz
que se inmolan por la ilusión
de la fe.

Eso somos, viejo amargado,
un reflejo defectuoso de tu imagen
pixelada.

No existes, me lo dice el viento,
no eres más que la proyección asustada
de un ser defectuoso,
un hijo de puta que no conoce el respeto,
inmune a las consecuencias.

Tal vez me equivoque,
y ahúmas con la densidad de tu aliento
la creación que tanto detestas.

Si, tal vez me equivoque y me cueste entender
la imponente presencia de la psicopatía
en tu obra.

-pedazo de mierda-

Y es que por más que lo intento,
por más que pretendo aferrarme
a la idea de un ser perfecto,
la razón me somete y me muestra
sus lagunas.

Vendería mi alma al diablo por tener
la capacidad de creer en ti.

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