domingo, 24 de julio de 2022

 Estamos muertos,

se escucha la letanía en los susurros,

pon atención, observa

los detalles...


Un valiente imitador de dios

muestra el cuchillo entre sus dientes.

Las bestias se recogen asustadas,

buscan la zanahoria en el establo

mientras del cielo, caen los escupitajos

que antes lanzaron

de manera condescendiente.


De la hoguera se salvan los equidistantes,

apenas se asoman para olisquear

el aroma a carne quemada,

son los virtuosos,

aquellos que borran nombres al azar,

aquellos que engrasan las bisagras

de las puertas que comunican

la realidad y el deseo.


Si ves que un día cualquiera

una frase manida

equivale al todo,

si una sencilla fórmula,

repetida, cortada y pegada

adquiere el poder de conjurar

la hipocresía,

corre, corre y no busques compañeros

que sostengan tus ideas

frente al absolutismo,

penetra por el ojo de la aguja

enjabonado con las babas del creador,

relaja el esfínter y siente el pellizco

estimulante de la impertinencia.


Estamos muertos,

algunos empiezan a sospecharlo.

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